Sindicales

29/6/2000|671

El papel antiobrero de un obispo

La manifestación antisindical que con la consigna de la ‘paz social’ convo­caron el gobierno provincial y municipal, las cámaras patronales, lo más podri­do de la burocracia sindical y la Iglesia, terminó -como explicamos en el núme­ro anterior- en un colosal fracaso.


Pero el obispo de Neuquén, Radrizzani, estuvo muy metido en su armado. Recién a último momento decidió no participar.


Según el diario Río Negro (23/6) “el obispo alentó la iniciativa como punto de partida de un debate más amplio. Radrizzani ratificó que no participará”. La Mañana del Sur (23/6) señaló que “el obispo apoyó el acto por la paz (pero no irá)”. Un integrante de la delegación de empresarios que se entrevistó con Ra­drizzani, el día anterior, declaró que “fue muy reconfortante la charla por el diá­logo mantenido. El obispo apoya en todo sentido nuestra iniciativa por la paz” (La Mañana del Sur). Radrizzani solamente puso violín en bolsa cuando, “pre­vio al encuentro con los empresarios, el titular de la diócesis neuquina mantu­vo una reunión con pastores de las diferentes iglesias evangélicas con asiento en Neuquén”, que le informaron que no participarían de la marcha patronal.


En Prensa Obrera ya habíamos denunciado la intervención de este obispo para levantar el bloqueo de los puentes en oportunidad de la gran huelga docen­te, en aras ‘de la paz’. Los neuquinos sufren desde entonces el 20% de descuen­to salarial por quita de zona, la muerte de Teresa Rodríguez en la represión a Cutral Co, la de la docente Silvia en una escuela de Neuquén, la miseria cre­ciente y la desocupación.


La Iglesia es la verdadera punta de lanza de la política patronal que quiere ‘pacificar’ estras luchas.