Sindicales

25/4/1995|445

El paro que nadie muestra

El CTA y MTA tuvieron que ponerse a la rastra de la burocracia de la UOM y esperar una semana desde la muerte del compañero Choque, para decretar un paro nacional con apenas 32 horas de anticipación. Es decir, sin preparación, ni política ni organizativa.


Frente a este desafío al fracaso, los activistas nos tuvimos que ingeniar para transformar un aborto en una herramienta de lucha. Resultado: con un menor paro de transporte, en la Zona Norte el paro fue más importante que el del 2 de agosto pasado.


Los metalúrgicos pararon en masa y Atlántida superó su propia marca con un parazo total (menos de un 2% de concurrencia), pasando por encima del carnereaje del sindicato ongarista.


Lo de Atlántida es el resultado de un proceso político, pues días antes, luego de que una asamblea resolviera la elección interna por lista, la lista clasista sacó el 81% de los votos. Más allá de esto, también se resolvió parar si la patronal sancionaba a 5 compañeros de rotativas amenazados y se adoptó un programa contra la “flexibilidad laboral” y en defensa de las conquistas internas.


Pero la cosa no acaba allí, pues Terrabusi tuvo un ausentismo marcado en el turno mañana y casi total en el de la tarde. Los micros, a las 14 llegaron vacíos a la fábrica, arrasada, sin embargo, por centenares de despidos y casi sin delegados.


Tampoco trabajaron varias fábricas plásticas de la zona. No sólo, entonces, paró el interior, también lo hicieron importantes sectores de la clase obrera del Gran Buenos Aires.