Sindicales

13/7/2006|954

El plan de lucha de los periodistas de Editorial Perfil: En una etapa definitoria

de La Naranja de Prensa

El viernes 7, la patronal dio por clausurada toda oferta extra a lo que ya había ofrecido días antes, diciendo que no se movía del cinco por ciento, más otro cinco para los salarios menores de 1.300 pesos (esto supone para el 50% de los periodistas del diario, que tiene salarios de 1.000 pesos, apenas 100 pesos de aumento), con carácter no remunerativo, a lo que suma 44 pesos en tickets de almuerzo. Los trabajadores, por su parte, reclaman 200 pesos para todos al básico, más los 44 pesos en tickets y la apertura de una negociación sobre el petitorio de catorce puntos que incluyen en primer lugar, el reclamo de 1.800 pesos para el salario inicial, uno por ciento anual por antigüedad, devolución de las quitas salariales de 2001/2002, respeto a la jornada legal de 36 horas semanales y otras reivindicaciones internas.


Sobre esta base, los trabajadores aceptaban levantar su plan de lucha.


La semana comenzó con asambleas masivas de varias horas de duración. Como una medida de presión, los trabajadores resolvieron retirar la firma de todas las notas que se editasen durante la semana. Esto provocó una reacción histérica de la empresa que reunió a todos los trabajadores para informarles que si no se firmaban las notas, el diario no salía el domingo. Toda una provocación para quebrar el movimiento.


Una asamblea del viernes que duró más de seis horas decidió mantener la medida y exigió el fin de las apretadas.


Firmas al carajo


Los columnistas que apoyaron la medida de no firmar tuvieron que ser reemplazados, Nelson Castro dedicó su correo de lectores a comentar el conflicto. Tanto el reportaje de Magdalena, como las columnas de deportes de Bonadeo y Víctor Hugo no salieron publicadas, por su decisión de no firmar.


El diario Perfil le dedicó cinco páginas al conflicto. Allí, el mercenario de Lanata, se prodigó en insultos y groserías contra el conjunto del gremio de prensa (ver nota aparte). Es increíble como algunos “progres” pierden la cabeza por un plato de 13.000 lentejas mensuales.


Rapiñando de la pauta oficial


Fontevecchia utilizó una doble página del diario planteando que la dificultad actual era que, por su carácter crítico al kirchnerismo y su rol “independiente” (ocultando que se ha alineado completamente en el campo del ex kirchnerista Lavagna), el diario dominical no recibe los favores de la pauta oficial. Debido a esto, Fontevecchia dice que los trabajadores nos tenemos que ajustar el cinturón. Anunció también que el diario estaba sobredimensionado debido a la postergación de su salida bisemanal y en un nuevo avance provocador anunció la apertura de una lista de retiros voluntarios con el pago del 100% de la indemnización “para todos los redactores del diario que estén disconformes con las condiciones de trabajo”.


Esta claro que habiendo plata para pagar desvinculaciones, el eje central del conflicto no es la diferencia que hay entre una y otra postura salarial, sino el quiebre del proceso de reconstrucción gremial que se ha dado en toda la empresa. Empezando por el diario, Fontevecchia aspira luego a reventar toda resistencia entre los trabajadores de la editorial.


Está en juego quien controla el lugar de trabajo. La Interna respondió que la disyuntiva no puede ser obsecuencia o miseria. Planteó que el diario es parte de Perfil, un multimedios internacional con posiciones en Argentina, Brasil, Chile, Portugal y con un pie metido en Africa. Es una empresa en expansión que pretende realizar sus negocios con trabajadores que ingresan cobrando 800 pesos en la mano. La campaña por la pauta oficial lanzada por la empresa es una excusa para liquidar el reclamo de los trabajadores y de paso, quedarse con una parte del presupuesto oficial. En el nacimiento del diario, Fontevecchia anunció que su publicación sería financiada con aportes provenientes de sus negocios brasileños.


La pata K


La campaña del gobierno contra la prensa alcanzó su pico en estos últimos días. En particular, la presión sobre Perfil ha jugado como un elemento de confusión entre los trabajadores. El jueves, día de cierre de Noticias, el anuncio de una marcha hacia la sede de la revista (que funciona en otro edificio), motivó la presencia “solidaria” y “desinteresada” de más de cien policías (más otro tanto de civil) para hacerle el “aguante” a la movilización. Una nueva intromisión del gobierno en su pelea con Fontevecchia-Lavagna, que había comenzado días atrás con la publicación (probablemente por parte de algún organismo de segundad) de afiches y volantes donde se reproducía un comunicado de la Comisión Interna de Perfil.


A partir del lunes, la presión patronal sobre la redacción del diario se ha incrementado sustancialmente. La asamblea del martes, luego de cuatro horas de deliberación, decidió volver a firmar las notas y preparar una nueva acción para esta semana que estaba siendo debatida en asamblea al cierre de esta edición.


Las presiones son fuertes pero los trabajadores de Perfil han experimentado el poder de su organización y muestran su firme decisión de no seguir viviendo con salarios de miseria y condiciones de trabajo de superexplotación.