Sindicales

19/6/2003|805

El Plenario en Córdoba por Clínica Junín

Los compañeros de Clínica Junín vienen librando una lucha para conseguir la expropiación de la empresa por parte de la Legislatura cordobesa. El proyecto ya tiene estado parlamentario desde fines del año pasado, pero está varado en la Cámara por orden de De la Sota. El gobierno impugna la erogación que representaría la expropiación para el erario público, que sin embargo constituye un monto irrisorio con relación a los subsidios, exenciones y salvatajes a las multinacionales radicadas en la ciudad. Por otra parte, el proyecto que ha tomado estado parlamentario (que es una versión del original corregida a instancias de los propios bloques legislativos) habla de una expropiación “con cargo a la cooperativa”, es decir, a los propios trabajadores. El gobierno objeta que se recompense económicamente a la patronal vaciadora, el mejor premio sería que la patronal se quede con el inmueble y pueda llevar a cabo otros emprendimientos empresarios con absoluta impunidad. Ademas, en este caso, un hipotético resarcimiento económico ÿindemnización mediante, como contempla la ley de expropiacionesÿ sería objeto de embargos que trabarían los acreedores que han sido estafados por los dueños de la Clínica Junín, entre los cuales se encuentran los propios trabajadores, a quienes se les adeuda meses de servicios y, por supuesto, la totalidad de sus indemnizaciones. El peligro que señala el gobierno, sobre el efecto “cascada” que produciría Clínica Junín en su carácter de caso testigo sobre otras clínicas, centros sanitarios y empresas, tendría un efecto benéfico y hasta civilizador pues ese antecedente actuaría de barrera para nuevos vaciamientos similares a los que ellos debieron soportar.


Lo cierto es que la negativa a sancionar la expropiación está provocando serios inconvenientes en el desenvolvimiento de la gestión obrera. Los trabajadores están en el inmueble en una situación irregular y precaria: no son titulares del inmueble y ni siquiera cuentan con un contrato de alquiler, lo cual, a su turno, les traba la obtención de las habilitaciones oficiales correspondientes, que son imprescindibles para que la Clínica pueda firmar contratos con obras sociales, empresas de medicina prepaga y otras entidades del ramo.


Excluida esa posibilidad, la Clínica se ha visto obligada subsistir a través de sus consultorios externos, con prestaciones directas al público, que paga por la atención un bono de 8 pesos. A pesar del incremento que ha experimentado el número de consultas mensuales (que ascienden a más de 1.800), esto es insuficiente para financiar el funcionamiento de la Clínica. Bajo estas condiciones, los números terminan cerrando a expensas de los salarios de los 34 compañeros que conforman la cooperativa, quienes deben contentarse con ingreso s que muchas veces no superan los 300 pesos mensuales.


El desarrollo del plenario


El Plenario convocado por los trabajadores de Clínica Junín, coincidente con la celebración del primer aniversario desde que la Clínica reabrió nuevamente sus puertas al público, tenía como objetivo darle un impulso a la lucha por la expropiación y, al mismo tiempo, avanzar en una coordinación con las fábricas ocupadas. El Plenario no colmó, sin embargo, las expectativas de los organizadores: estuvieron presentes una delegación de las cooperativas que integran el Movimientos de Fábricas Recuperadas que lidera Luis Caro, Clínica Medrano de Buenos Aires, y una representación de Sasetru y Transportes del Oeste. Lo llamativo fue la escasa concurrencia de expresiones locales, representativas del movimiento obrero de la provincia.


Pero, más allá de ese hecho, lo más pobre fueron las conclusiones del Plenario, que no pasaron de una fórmula genérica a favor de la “unidad” y la “coordinación” de las fuerzas. La posibilidad de discutir un programa fue frustrada por parte de la delegación del Movimiento de Fábricas Recuperadas, a través de la intervención, en particular, de la esposa de Luis Caro, legisladora del Pj, quien se dedicó a provocar a la representación del Polo Obrero presente.


La delegación del Polo Obrero destacó la importancia del plan de acción piquetero, que venía de haber puesto el día anterior 20.000 compañeros en la calle, y puso de relieve que los recientes triunfos en TDO y Sasetru se inscribían y eran el fruto de ese plan de lucha. La “unidad” existe y está en marcha, y se viene forjando a través de la Asamblea Nacional de Trabajadores, que ha elaborado un planteamiento y un programa (cuyas resoluciones fueron distribuidas en el Plenario) y se apresta a realizar su quinta Asamblea los próximos 3 y 4 de agosto. En oposición a esta convocatoria y la propuesta del Polo Obrero de sumarse a ella, se constituyó un frente de hecho entre el Mst y el Pts al que se subió, inclusive, el Movimiento de Fábricas Recuperadas, planteando la adhesión al Encuentro previsto en Brukman para la última semana de junio. No es la primera vez ni será la última que el supuesto apoyo a una fábrica en lucha es utilizado como pantalla para intentar quebrar la unidad piquetera y alentar un furioso divisionismo. Y decimos deliberadamente “supuesto apoyo” porque, en la práctica, concluye provocando el resultado inverso: aislando a las empresas en conflicto de la lucha más general que viene desarrollando la clase obrera. Ese triste espectáculo volvió a reiterarse el pasado 11 de junio, cuando la Ftc, el Pts y el Mst no tuvieron el menor empacho en cortase solos y hacer su minúscula marchita por separado, dándole la espalda a la memorable movilización piquetera qee conmovió ese día la Capital Federal. Flaco favor se le hizo a la causa de Brukman.


Los compañeros de Clínica Junín deben sacar todas las conclusiones de esta experiencia. Si algo ha puesto de relieve el Plenario de Córdoba es que no se puede avanzar nadando a dos aguas, abstrayéndose y pretendiendo colocarse por encima de la confrontación de posiciones y fuerzas existentes. Es necesario tomar partido y eso plantea una necesaria delimitación y clarificación de los planteos y perspectivas en pugna.