Sindicales

17/6/2010|1133

El PTS es pro-CTA

A través de sus dos delegados más caracterizados, el PTS ha insistido en una reunión de delegados de líneas con el ingreso del nuevo sindicato a la CTA. La posición tuvo fuertes antecedentes cuando Delle Carbonara defendiera en “A dos Voces” el “nuevo modelo sindical” y, tiempo antes, anunciara un plan de lucha junto a Yasky, cuando nadie votó semejante mandato en el subte. El tema ahora es puesto en la agenda por el ala del sindicato alineada con Yasky y Marín de la CTA. Por su parte, Néstor Segovia, del MST, participó del plenario de la Germán Abdala de Yasky y fue orador del acto de la CTA frente al Congreso.

Distintos estrategas de la burocracia sindical, por caso Julio Godio, han planteado la necesidad de “confederar” al sindicalismo rebelde, del cual el subte es la expresión más importante. Se trata de una vía segura a la regimentación en una central con una burocracia sindical establecida y probada.

La oportunidad del planteo es peor todavía, porque fue justamente la CTA la que “bordó” el acta de paz social con Tomada en noviembre pasado, que tiene empantanado al nuevo sindicato, sin conseguir una sola de las reivindicaciones por las que luchan las líneas.

Cuando la experiencia está agotando la paciencia de los activistas y se discute retomar el plan de lucha interrumpido en octubre/noviembre pasado, la posición va en auxilio de la política de la dirección del nuevo sindicato del subte, el que, ante las dificultades para integrar al nuevo gremio a la CTA mediante un debate colectivo, está “bajando” fichas de afiliación individual a la central, algo que fue recientemente rechazado en una reunión de delegados de la Línea C. Luego, en el último y numerosísimo plenario de delegados, el punto fue relegado al final por la mayoría de los delegados, para dar prioridad a las reivindicaciones y al plan de lucha por ellas y por el reconocimiento.

Las dificultades de los defensores de la CTA para llevar a la base del subte por este camino son grandes, porque la central ha fracasado en conseguir su propia personería a pesar de su docilidad con el gobierno, porque el propio Yasky se presenta como socio de Moyano, quien constituyó con Palacios y con la patota de la UTA la sociedad estratégica de la actual CGT y, fundamentalmente, porque la CTA estuvo ausente de todas las luchas del subte. Recordarlo es deber del clasismo en el subte. Si se le impusiera la cuestión a los activistas del subte, hay que reclamar que se discutan en las bases los estatutos, los métodos y la política de la CTA, que hoy practica “tribunales de ética” en Suteba, iguales a los que les formó UTA al subte.

Se trata de una política. El PTS tiene también la incompresible posición de pasar a los ceramistas de Neuquén de la CGT a la CTA neuquina, posición reiterada por uno de sus dirigentes hace una semana en una reunión de delegados de la zona norte de Buenos Aires. Esto, con el argumento de estar “junto a los miles que luchan en la CTA” de esa localidad. Pero justamente la CTA neuquina acaba de apuñalar la lucha de sus docentes, entregando a los auxiliares de ATE que acompañaban la heroica huelga docente. El PTS no le ha reclamado el paro general por Stefani a esa misma CTA, que tiene además la particularidad de haberse integrado, a través de la UNE, como en ningún lugar del país a la política y al gobierno patronal de la intendencia de Neuquén, y a una alianza con el PJ en la reciente elección de Picun Leufú.

Antes de esto, el PTS contribuyó a alinear con la CTA al nuevo sindicato del ajo en Mendoza, hoy apenas un expediente en manos de la burocracia local de la CTA, no del PTS.

No resulta raro entonces que el PTS carezca de toda iniciativa política en torno a la crisis de la CTA, a su división, a la oportunidad de la elección de setiembre para luchar por una nueva dirección en la central en vistas al copamiento kirchnerista, a la impotencia del degennarismo para superarlo y a la división de la central entre dos bloques políticos patronales, el kirchnerismo y la centroizquierda de Solanas-Binner-Juez.

El PTS dice que el PO es “catastrofista” en relación a la crisis de la CTA, lo cual le ocurre por no integrar el “plenario clasista (del PTS) donde está lo más granado del activismo” (LVO Nº 373). Lo grave es llevar a cualquier activista, no ya a lo más granado, a la política de la CTA con el cuento de luchar adentro, donde ya estamos luchando hace rato, al igual que adentro de la CGT, por una nueva dirección clasista. No está en juego un “nuevo modelo sindical” sino la expulsión de la burocracia sindical. Es más, como parte de esta política del PO, recientemente en un congreso de ATE provincia formamos un frente de 80 delegados con ATE Sur, por un plan de lucha y contra la constituyente social. No vimos allí al “plenario clasista”.

Digamos, por fin, que Zanón o el subte no son tendencias del movimiento sindical, sino expresiones de un desarrollo histórico de la clase obrera que deben pararse frente a la burocracia integrada al Estado con un planteo histórico propio que sea discutido en un congreso de bases. El reagrupamiento y las listas que el PO impulsa en Ctera y en CTA para septiembre tienen por objeto reforzar ese derrotero.