Sindicales

5/7/2007|999

El PTS saboteó un frente encabezado por Zanón

"Un Partido de los Trabajadores" para las calendas Griegas

El PTS hace tiempo que ha adoptado cómo “método de debate” evadir los problemas políticos y sustituirlos por intrigas y corrillos.


Formado en esa escuela, el compañero Andrés Blanco de Zanón rechaza nuestra crítica al balance del PTS sobre las elecciones en Neuquén (PO N° 997). Lo hace sin responder al punto político fundamental de la crítica, a saber: que el PTS saboteó la posibilidad de un frente de trabajadores encabezado por Zanón, que integrara a ceramistas, docentes y petroleros, tomando como eje el reclamo de la expropiación de la fábrica y la gestión obrera — más los reclamos populares que se expresaron en la huelga docente, incluido el juicio y castigo a los responsables políticos y materiales del asesinato de Fuentealba.


Si, en Neuquén, donde Zanón es una entidad obrera con peso específico en la lucha de clases en una provincia donde acaba de desarrollarse una rebelión popular; si allí el PTS sabotea la posibilidad de una lista clasista independiente encabezada por los ceramistas, ¿de qué se trata entonces el “gran partido de los trabajadores” que propugna?


El “esquema”


La campaña del PTS por “un gran partido de los trabajadores” es, por lo tanto, una cortina de humo.


En un artículo presentado como una de las principales tesis que abordará el próximo congreso del PTS (LVO N° 240), Cristian Castillo explica que el “partido de los trabajadores” no tiene nada que ver con una intervención práctica relacionada con los procesos políticos en curso. Para el PTS, el “partido de los trabajadores” es una receta propagandística para un futuro indeterminado. Es decir una farsa.


Alegando un “fuerte retroceso (de) la subjetividad de la clase trabajadora (como consecuencia de) las derrotas sufridas durante los 25 años de ofensiva neoliberal”, las tesis del Congreso, proponen la publicación de periódicos, folletos, edición de videos. El PTS ya se olvidado de que cuando buscaba descalificar al movimiento piquetero, le oponía la conciencia de los obreros de fabrica. No existe mayor retroceso subjetivo que el que manifiesta la propuesta cultural del PTS en un periodo de crisis, catástrofes, guerras y levantamientos populares. Un argentinazo, varios levantamientos y dos insurrecciones en Bolivia, tres o cuatro en Ecuador y la existencia de un movimiento nacional (burgués) de masas en Venezuela, no tipifica precisamente a un periodo de propaganda. Un grupo de propaganda no puede ofrecer ninguna salida a la encrucijada que enfrenta Zanón. Este mismo propagandismo es lo que lleva al PTS a aconsejar a los obreros en huelga a que vayan a pedir las firmas de los diputados y de las ‘personalidades’ en lugar de proponer la profundización de las luchas. Estamos ante un típico fenómeno de liquidacionismo


Mirando la mitad vacía del vaso, las tesis dicen que “los organismos arrancados a la burocracia sindical constituyen aún una pequeña minoría”. ¿Cuál es la salida? Que “las organizaciones ya conquistadas por la vanguardia obrera y la izquierda que se reclama clasista (…) avan(cen) en organizar nuevos sectores que puedan arrancar a la burocracia las organizaciones obreras”. Pero para hacer esto es necesario, precisamente, tener una orientación política concreta, no la difusión de videos. Esa minoría carece, en muchos casos de una orientación independiente, y tiende a adaptarse a la llamada línea de “lo posible”, es decir a adaptarse al centroizquierdismo, a la CTA y aun a los ‘progresistas’ del gobierno. Que quede claro, el PTS no plantea un partido de trabajadores que intervenga en todas las facetas de la lucha de clases sino frases vacías de contenido.


Para el PTS la construcción de un partido de trabajadores es un esquema. Dice Castillo: “sólo comenzando esta lucha desde hoy mismo podrá conquistarse, cuando la evolución de la situación política lo permita, una base de unos cuantos cientos de miles de trabajadores que, aunque al comienzo sean una minoría en el conjunto de la clase obrera, puedan ser la base de un verdadero partido de trabajadores”. Puro palabrerío: la conciencia revolucionaria se forma por medio, en primer lugar, de la lucha y de la experiencia; en segundo lugar, por la intervención de un partido armado de un programa. La frase: “cuando la evolucion de la situación política lo permita”, retrata una pasividad de cuarta categoría.


La sociología de un aparatito


Según el documento del congreso del PTS, la presentación de una lista electoral encabezada por Zanón hubiera resultado prematura porque la situación política no lo “permite”. Pero, claro, no le preguntaron la opinión a los obreros de Zanón; se dedicaron a rosquear entre dirigentes. Esto cuando en Neuquén, el líder histórico de la CTA, o sea de la burocracia mayoritaria que tiene al clasismo en minoría, si se lanzaba a la lucha electoral. Las tesis del PTS son propias de algún seminario de sociología, no de un agrupamiento combativo. Todo este enredo sociológico del PTS responde al único objetivo de justificar el aislamiento político de Zanón, la división política de los trabajadores de Neuquén. La política del PTS es simplemente curarse en salud.


Por fuera del esquema del profesor Castillo, el planteo de que Zanón encabezara una alternativa obrera en Neuquén se correspondía claramente a “la evolución de la situación política”. Esto quedó demostrado por el estallido de la rebelión popular. La oposición del PTS al planteo de un frente encabezado por Zanón no tuvo que ver con otra cosa que con un cálculo de aparatito, no con una apreciación de las tendencias políticas que se estaban desarrollando.