Sindicales

17/12/2014|1345

El puerto de Buenos Aires, una bomba de tiempo


El pasado 9 de diciembre se produjo un fuerte temporal en la Ciudad de Buenos Aires. De manera repentina, se levantaron vientos muy fuertes que generaron caídas de árboles y mamposterías en la ciudad. Pero el hecho más grave no fue casi recogido por los medios de prensa. En la terminal 5 del puerto de Buenos Aires, operada por la multinacional china BACTTSA, tres trabajadores sufrieron graves heridas por un incidente que podría haberles provocado la muerte.


Una de las dos grúas que operan en buques de comercio transoceánico a más de 50 metros de altura fue arrastrada a alta velocidad por los rieles cargando un container durante 30 metros hasta chocar contra la otra y desplomarse íntegramente sobre el muelle. El maquinista que se hallaba en su interior, delegado gremial de guincheros, quedó atrapado entre los fierros, luego de una caída brutal desde esa altura. La grúa quedó inutilizada y convertida literalmente en una pila de chatarra. El propio compañero, mientras era retirado por los bomberos y el Same, y enviado al hospital gritaba, “yo les dije que esto iba a pasar”.


Es que los sistemas de frenos tradicionales y los de emergencia no respondieron. Los trabajadores denuncian que la patronal de BACTTSA, principal operadora portuaria a nivel mundial, había dado la orden de “tocar” los frenos para agilizar las tareas cotidianas de la máquina. La grúa, con más de 15 años operando, ya se encuentra obsoleta.


La Terminal 5, al igual que las otras que operan en el puerto de Buenos Aires y que han sido uno de los sectores con ganancias exorbitantes a partir de los altos flujos comerciales, lo hace en condiciones de extrema precariedad. Allí trabajan centenares de compañeros tercerizados y con sistemas de seguridad operando al límite. Cobran salarios de bolsillo que, en promedio, se encuentran a la mitad del salario de los compañeros bajo convenio, fundamentalmente por el no reconocimiento de bonificaciones contenidas en el convenio.


 


Que la crisis la paguen los capitalistas


El “accidente” dejó DEJARA a la terminal inoperativa por un lapso de al menos dos meses y de hasta seis meses o un año para recuperar la plena capacidad de trabajo.


La respuesta de la patronal fue el adelantamiento de las vacaciones para todos los trabajadores. La Terminal 5, además, tiene su concesión con fecha de vencimiento para octubre de 2015 y existe un plan largamente postergado para su reubicación en el nuevo puerto de La Plata. El accidente podría acelerar un desenlace con los trabajadores en sus casas o incluso de vacaciones.


La respuesta de los sindicatos, informada en sendos plenario de delegados, fue la de plantear una comisión de seguridad “que recepcionará las denuncias de los trabajadores”. Además, aseguraron que “la empresa se comprometió a no despedir ni suspender a nadie”. Sin embargo, la sola suspensión de las operaciones, que es responsabilidad de la patronal, implica una fuerte reducción salarial en materia de horas extras, premios y otros ítems vinculados con la producción. Corresponde otra política. Primero, una comisión de seguridad electa por los trabajadores con presencia en la planta y con derecho a detener la producción en forma instantánea ante la mera sospecha de un fallo sobre la base de un protocolo de seguridad aprobado en el Ministerio de Trabajo. Una comisión que recepcione denuncias es un camino tortuoso, en el que las patronales pretenderán negociar seguridad y vidas por salario. En segundo lugar, lejos de un mero compromiso de palabra para garantizar los puestos de trabajo, lo que corresponde es que la patronal garantice el pago de salarios según el promedio percibido durante el último año (acorde a horas extras y productividad y actualizado por paritarias). Son ellos quienes deben responder por el hecho con su bolsillo y no los trabajadores. El sindicato, además, tiene la responsabilidad de sustanciar una causa en la Justicia para que se determinen las responsabilidades penales de la patronal frente al hecho.