Sindicales

18/7/2016

El retiro de Moyano: “gracias por los servicios prestados”

Moyano, a los 72 años, se va no como “prenda de unidad” para resolver esta crisis, sino porque no la pudo resolver.


El ciclo de Hugo Moyano al frente de la CGT y del sindicato de camioneros parece haber llegado a su fin. Su despedida, que ahora se alargará hasta el 22 de agosto, viene precedida de una inmensa crisis del conjunto de la burocracia sindical, hoy partida en varias centrales y con muchos gremios por afuera de ellas. Moyano, a los 72 años, se va no como “prenda de unidad” para resolver esta crisis, sino porque no la pudo resolver.


 


Llega al fin de su mandato con una larga historia. Comenzó como delegado en el 62, pero su figura se destacó como integrante de la Juventud Sindical Peronista, de la que fue dirigente en Mar del Plata; desde allí accedió a la directiva de la CGT de Mar del Plata, en el ‘75.


 


El diario La Capital de Mar del Plata reprodujo un famoso comunicado de prensa el 12 de abril del ‘74 donde Moyano -como JSP- asumía la responsabilidad de “identificar y capturar Montoneros”.


 


Pasada la dictadura, en el ‘84 ocupó el cargo de secretario adjunto del Sindicato de Choferes y en 1987 triunfa en las elecciones y accede a la Secretaría General con lista propia, siendo reelecto en 1991, 1995, 1999 y 2003 siempre con lista única nacional, en un gremio donde ser oposición es casi un delito.


 


Hugo Moyano, en pleno menemismo y en una CGT liderada por los “Gordos” que acompañaron el régimen de flexibilización laboral y la destrucción de los convenios del menemismo, tuvo su época de “gloria”. Constituyó el Movimiento de Trabajadores Argentinos (MTA) que se enfrentó al liderazgo de la CGT y luego al propio Menem.


 


Con la llegada de la Alianza al poder en 1999, Moyano rompió definitivamente con la CGT en 2000, cuando la central apoyó la Reforma Laboral De La Rúa. Moyano los acusó de traición y la CGT quedó partida en dos conducciones paralelas: con Daer, liderando la central obrera oficial y Moyano, la disidente.


 


En las elecciones de 2003, se alió con Néstor Kirchner y sobre todo con el ministro de planificación federal, Julio de Vido. Moyano forjó una estrecha alianza con los Kirchner –“columna vertebral del kirchnerismo”- y en el 2004, finalmente, conquistó el poder en la CGT con Barrionuevo hasta que en el 2005 quedó como el único jefe.


 


Hugo Moyano y su sindicato de camioneros se beneficiaron del boom agropecuario y el derrumbe del ferrocarril. En tándem con el hoy rabiosamente K, Héctor Recalde, se transformaron en un gran “pacman” de la logística argentina: Moyano apretaba a las empresas y a los gremios y el abogado gestionaba en la justicia laboral el encuadramiento a Camioneros. Así, miles de afiliados de otros gremios pasaron a sus manos, entre ellos de Empleados de Comercio, la Alimentación, Municipales, Químicos, Farmacéuticos, y Perfumistas.


 


Camioneros pasó de 70 mil afiliados en el ‘92 a 196 mil en el 2015. Este “arrebato” nunca fue perdonado por decenas de gremios y siempre se constituyó en uno de los puntos críticos de su liderazgo en la CGT.


 


Inscripto en la orientación de muchos dirigentes históricos de la burocracia sindical argentina como Valle (Seguro) y Santa María (Porteros), Moyano construyó en el sindicato de camioneros una línea de sucesión familiar, donde sus hijos y su propia mujer darán continuidad a esta “jubilación anticipada”.


 


Moyano logró construir un “imperio económico”, donde destaca la aseguradora “Caminos Protegidos SA”, controlada desde 2006 por tres de sus siete hijos: Pablo, Hugo Antonio como vicepresidente de la empresa y Paola María Isabel, ambos directores suplentes. Domina asimismo la constructora Aconra SA, bajo la dirección de su esposa Liliana Zulet y Covelia, la recolectora de residuos que opera en más de 15 municipios del Conurbano y de la provincia de Buenos Aires. Igualmente posee Ivetra (Instituto Verificador del Transporte SA) que se dedica al control y fiscalización de los camiones y las cargas y el millonario paquete de las Obras Sociales del sindicato.


 


Moyano se va en el ocaso de su fama. En medio de una brutal regresión política pasó de los paros de los ’90 a frenar las luchas de la CGT para apoyar a los Kirchner, a impulsar su candidatura presidencial con un sello político propio, luego a trasmitir un apoyo a Massa –donde quedó su hijo Facundo- para terminar en el derrumbe del apoyo a Macri en las últimas elecciones.


 


Su agotamiento lo fue llevando a trasformarse en un dirigente del fútbol, donde tratará de reproducir los métodos que lo acompañaron toda la vida. Su retiro es una indicación de un sector de las propias patronales que le han dicho respetuosamente: su ciclo ha llegado al final, “gracias por los servicios prestados”.