Sindicales

9/12/2018

El Sitraic, a la deriva

Víctor Grosi (segundo desde la izquierda), acompañando a Sergio Berni,ex secretario de Seguridad.

Cuando hace algunos meses atrás se produjo la ruptura de Víctor Grosi con la CSC-PO, señalamos que el retroceso político al cual asistíamos se reflejaba en la incorporación acrítica de la mayoría de la comisión directiva del Sitraic a la CTA Autónoma, y que a su vez esta incorporación carecía de una estrategia independiente de desarrollo del sindicato.


La ruptura con el clasismo para integrarse a una centroizquierda fracturada y debilitada lejos estaba de indicar una conversión política de Grosi al ´progresismo´, sino que sirvió de oportunidad para resguardarse bajo el ala de una estructura sindical permisiva que no cuestione los intentos infructuosos del sindicato de vincularse con el gobierno de Vidal y Macri para conquistar el acceso a la obra pública.


El error fatal de Grosi ha sido apostar al “vuelco institucional” del macrismo esperando que el desplazamiento de ciertos elementos de las cúpulas seccionales de la Uocra diera lugar al desarrollo del Sitraic. En tal caso el sindicato actuaría en dos planos concurrentes: como solución de la Uocra para evitar que se extienda la gangrena de su propia descomposición y como instrumento normalizador del Estado. No nos equivocamos cuando señalamos que estábamos ante una ruptura con los métodos del clasismo impulsados por la CSC y el PO durante más de 6 años.


De la tragedia a la farsa


Estas expectativas volaron por los aires cuando el gobierno suspendió todo plan de obra pública acuciado por el agravamiento de la crisis económica, mientras, a su vez, estrechaba aún más su vínculo con Gerardo Martínez, quien ofició primero de interlocutor entre los gremios y el FMI y recientemente como representante gremial en la cumbre del G20.


Este desconsuelo y los propios límites en el desarrollo del sindicato motivaron ahora una nueva voltereta de Grosi, esta vez hacia el pasado.


Se trata del retorno al PJ, de donde el propio Grosi es originario, de la mano del milico Sergio Berni, conocido por los violentos desalojos contra los trabajadores de Emfer y Lear en la Panamericana, sus despliegues represivos, posiciones xenófobas y el espionaje contra los trabajadores y el pueblo, que ejerció sistemáticamente bajo el cargo de Secretario de Seguridad del gobierno de Cristina Kirchner. Un bautismo tardío de kirchnerismo que no resiste el menor archivo.


La nueva estrategia de Grosi estaría dada por invertir del lado de quienes se apuntan como el relevo político patronal del macrismo en las elecciones del 2019, y si la partida sale bien facturar allí –desde la asociación al Estado y los rearmados de la patria contratista– los términos de un desarrollo del Sitraic.


Esto implica a todas miras un contundente abandono de la independencia del sindicato y un cuadro acelerado de descomposición al interior del propio Sitraic. El Sitraic abandonó las filas del PJ para salir del esquema de bandas, enfrentamientos e impunidad. Ahora vuelve sobre sus pasos al lugar del cual huyó 9 años atrás.


Vale todo


En este cuadro, la CTA-A vino a oficiar de un trampolín para todo tipo de emprendimientos políticos y sindicales, sin distinción alguna. En menos de un mes, el Sitraic ha asistido a los acampes de la CTA, protagonizado un acto con Berni y el PJ lomense, y acudido a Atlanta para escuchar a uno de los responsables políticos de la masacre de Avellaneda y los asesinatos de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, Felipe Solá.


Las idas y vueltas, de un bando a otro, tienen su asidero en la difícil situación que afronta la industria de la construcción y el Sitraic, desde la óptica de quienes han perdido la brújula de una construcción sindical independiente.


Al retirarse de las filas del clasismo Grosi ha renunciado a la oportunidad de construir el único sindicato posible frente al régimen de explotación construido por los empresarios de la construcción, el Estado y la Uocra. En cambio, ha buscado asociarse con los principales responsables de la miseria que viven cientos de miles de obreros de la industria. Y aunque hasta ahora su empresa no tuvo éxito cabe destacar que el camino emprendido no será gratuito, sino que conduce inevitablemente al vínculo con las patronales negreras, los acuerdos con los funcionarios de la patria contratista, los compromisos con el Estado y el pacto con las bandas: en suma, el retorno a los métodos históricos de la burocracia sindical.