Sindicales

24/7/2004|861

El Soip es de los trabajadores

Asamblea expulsa a traidores y ratifica reivindicaciones

El rechazo al acta-acuerdo que liquida el convenio colectivo y la expulsión del gremio del secretario general Samuel Salas y de los hermanos Verón, han sido rati­ficados por las firmas de 676 afiliados.


En la segunda asamblea general extraor­dinaria, ninguno de los expulsados ni sus partidarios concurrieron a rebatir los cargos de práctica desleal -algo previsto en el esta­tuto-. Esto a pesar de una amplia difusión y la publicación de una solicitada y del envío de cartas documento para que hagan su des­cargo.


Frente a esto, la asamblea resolvió comunicar a la Cámara patronal y a cada una de las empresas, a los medios de difusión y al Mi­nisterio de Trabajo, el cese de funciones del secretario general.


Si bien la sede continúa ocupada por la banda de mafiosos, han sido expulsados esta­tutariamente y no pueden pisar una fábrica sin que los echen a patadas.


Revocabilidad


A pesar de que el activismo del Soip atraviesa un período de resentimiento debido a es­ta amarga experiencia con una parte de su di­lección, lanzada a vender sus derechos, a permitir al activismo en las fábricas y a armar Patotas anti obreras, está sentando, por otro un gran precedente en el principal gre­mio obrero marplatense.


Reiteradas intervenciones en la Asamblea destacaron que así como se mandataba al res­to de la CD y al cuerpo de delegados para di­rigir provisoriamente al gremio, de ahora en más la norma sería la expulsión de cualquie­ra que traicione los intereses de los trabajado­res.


Más sobre el acta


La asamblea también aprobó un plan de acción por un alimento salarial del 50% sin ninguna condición.


Esto luego de que el secretario gremial ex­plicara que el acta-acuerdo absorbe aumentos pasados e incluso futuros. Es decir que se pre­tende evadir un retroactivo de alrededor de 1.000 pesos. Si la parodia de Moyano-Tomada arrojara mañana otro decreto de aumento, acabaríamos ganando menos de lo que indica­ría la norma general.


La asamblea debatió el método para nor­malizar el Soip. Una vez más, obtuvo una am­plia mayoría la moción de autonormalización frente a otra, de un sector del cuerpo de dele­gados ligado al kirchnerismo, que pedía la in­tervención al Ministerio de Trabajo.


Los únicos que trabajaron contra la asam­blea y se jugaron hasta último momento a “darle otra oportunidad a Samuel Salas" son los cinco delegados que quedan de la agrupa­ción Perón-Perón (la vieja burocracia blanca), es decir, la Cámara patronal.