Sindicales

9/4/1998|580

Empresa La Cabaña: Despidos y paro en la 242

Los 400 trabajadores de la empresa La Cabaña de La Matanza, realizaron desde la tarde del lunes 30 de marzo hasta las cero horas del Io de abril, un paro general por la reincorporación de siete despedi­dos.


E1 día 30 de marzo a medida que se fueron conociendo los despidos, la línea se fue paralizando en la terminal de Liniers, y a las 19 horas realizaron una sentada en Rivadavia y Gral. Paz, cortando el tránsi­to.


El martes 31 realizaron piquetes en la cabecera de Rafael Castillo, impidiendo que los componentes y los cameros salie­ran a trabajar. Mientras la Comisión In­terna se encontraba reunida con la patro­nal en el Ministerio de Trabajo, un parien­te de un componente intentó romper el piquete embistiendo de lleno a un chofer, que fue hospitalizado con las dos piernas fracturadas. Este incidente lleno de indig­nación a los choferes que profundizaron el piquete.


Hacia las 18 horas regresó la Comisión Interna y se realizó una asamblea. La interna planteó acatar la conciliación obli­gatoria con los despedidos trabajando. Al­gunos compañeros no estaban conformes con acatar la conciliación obligatoria, ya que luego de los dos paros del año pasado por el intento de modificar el toma y deje, también se dictó la conciliación y los pro­blemas no se han solucionado.


Finalmente la asamblea resolvió aca­tar la conciliación por 20 días con los despedidos adentro. La segunda parte de la asamblea debía definir si se retomaban las tareas, durante el turno tarde o a partir del día siguiente. Se resolvió reto­mar de inmediato el tumo pero con la condición de que los primeros en salir debían ser los tres despedidos del turno tarde. Mientras la patronal asignaba los coches, y dejaba a un costado a los despe­didos, varios coches intentaron salir, vio­lando el piquete. Ante la bronca de los compañeros que corrieron a cerrar el por­tón, la policía comenzó una salvaje repre­sión que incluyó balas de goma, gases lacrimógenos, perros y la infantería. La represión policial, y la resistencia de los compañeros, determinó que la nueva asamblea realizada a las 19 horas resol­viera que recién se empiece a trabajar a partir del día siguiente.


Los despedidos están trabajando y la actitud de la interna y de los despedidos demuestra que no están dispuestos a so­portar por más tiempo los atropellos de la patronal, que intenta flexibilizar aún más las asfixiantes condiciones de trabajo. La gran ausente fue la burocracia de la UTA, que no hizo nada por este conflicto. Por el contrario se acercaron otras líneas a solidarizarse, lo que plantea la urgente convo­catoria a un plenario de delegados de la zona oeste, ya que estos despidos no son aislados, sino que se están extendiendo a otras líneas.