Sindicales

13/3/1997|530

En el cordón industrial de la Zona Norte se incuba una caldera a punto de estallar

La provocación de la patronal de Atlántida, y la extraordinaria reacción de los compañeros gráficos, ha puesto al rojo vivo en el cordón industrial la necesidad de una lucha de conjunto de los trabajadores de la zona contra las patronales flexibilizadoras.


A sólo días de que estallara el conflicto de Atlántida, se produjeron decenas de despidos en la fábrica Stani. En la autopartista Corni, en una práctica ya común, los compañeros habían sido suspendidos como mínimo por una semana. En la metalúrgica Trinter, recientemente trasladada al parque industrial de Pilar, las condiciones de flexibilización y de apriete en la producción se han agravado, motivo por el cual los operarios impusieron a los delegados asambleas para discutir cómo parar la mano de los capitalistas. En Ford la bronca crece, porque se ha anunciado la reducción del horario de almuerzo en veinticinco minutos y, al igual que en Volkswagen, la burocracia se ha lanzado a una campaña con folletos que le ‘limpia la cara’ al nefasto convenio negrero del Smata firmado con la Fiat, señal de que se aprestan a aplicarlo en ambas terminales. En Terrabusi, las condiciones de precariedad laboral, flexibilidad y miseria salarial son insostenibles. Según activistas del barrio La Paloma, de Tigre, que se acercaron al masivo y combativo acto de Atlántida contra el cierre, en la empresa de transporte público La Independencia (la 365), la patronal se dispone a despedir en los próximos días a más de cien choferes. También se encuentran en conflicto los compañeros del sindicato de camioneros de San Miguel, por despidos en las empresas que prestan servicios a las comunas de la zona.


En este cuadro, la provocación de la patronal de Atlántida no ha pasado desapercibida por los trabajadores de la zona, y todavía está por verse si para Vigil y para todos los ‘flexibilizadores’, la ‘patoteada’ no se les transforma en un ‘boomerang’.


Enorme repercusión


La lucha de los gráficos ha tenido una enorme repercusión. Ello se debe, en primera instancia, a la pública disposición de los trabajadores del taller y de la interna de jugarse en una pelea hasta las últimas consecuencias, lo que, en escasos días, han demostrado no con palabras, sino con hechos. Pero también, a una disposición mayoritaria de los trabajadores a poner freno a la situación actual, a decir “Basta”, como señalaba el volante de Atlántida.


En Terrabusi, la recepción del volante que convocaba al acto del jueves 6 de marzo fue unánime, y los compañeros gráficos que subieron a los micros para explicarles a los trabajadores la provocación de la patronal y la propuesta para enfrentarla, en varios de ellos, fueron aplaudidos. En Ford, fue comentario masivo el audaz corte de la Panamericana. “Nosotros tenemos que hacer lo mismo” o “Aquí estamos aislados, tenemos que unir las luchas”, fueron los comentarios en puerta de fábrica. Situaciones similares se dieron en Volkswagen, Lumilagro y SKF. La masiva concurrencia de activistas, trabajadores y vecinos al acto en puerta de fábrica del jueves 6, es otro termómetro de lo dicho.


La pelea de Atlántida puede ser la ‘gran locomotora’ que arrastre a los delegados, activistas y trabajadores a una lucha de conjunto que unifique todos los reclamos.


Se impone rodear de la más estrecha solidaridad a los compañeros de Atlántida y la conformación de una interfabril para enfrentar los despidos, la flexibilización y la reducción salarial con un plan de acción común.