Sindicales

21/8/2014|1328

En la puerta de Donnelley, para ampliar y profundizar la lucha

 Conclusiones del plenario combativo


En la puerta de Donnelley, para ampliar y profundizar la lucha

El sábado pasado, cerca de 1.500 personas se reunieron en la puerta de Donnelley en un momento crucial de las luchas que están protagonizando a lo largo de la Panamericana. La Coordinadora Sindical Clasista-Partido Obrero participó con una delegación de más de 300 dirigentes sindicales. Entre ellos se destacaban los secretarios generales de los sindicatos Sitraic, AGD-UBA, Suteba Matanza, Suteba La Plata, Suteba Ensenada, compañeros de la directiva del sindicato del neumático del Sutna San Fernando y delegados de decenas de gremios. Fue muy importante la presencia de la Naranja Gráfica, en especial por su papel en la lucha de los trabajadores de Donnelley: frenó la ejecución de los trabajos derivados por la patronal norteamericana en talleres como Morvillo, Ipesa o AGR-Clarín. De la zona norte se destacaron Sealy, delegaciones perfumistas, de VW Pacheco, los gráficos de Cedinsa y Franco, del Inti, del Suteba Escobar y de todos los distritos docentes, del Mercante, de ATE y de ferroviarios, entre otras.

Estuvieron, desde luego, todos los sectores combativos de la zona norte: Kraft, Pepsico, Printpack y otros; el Suteba Tigre, la interna de Unilever y una representación parcial de Emfer. No participó Sobrero, de viaje, pero estuvieron dirigentes de la UF de Haedo. Participaron el Garrahan, Rioplatense, ex Paty y otras. En resumen, estuvieron presentes todas las representaciones sindicales vinculadas a la izquierda -PTS, IS, MST, principalmente. El PTS movilizó fuerzas sindicales e incluso estudiantiles, una delegación de Rosario y otra del sindicato ceramista de Neuquén. El MST ofició como vocero de la CTA, a pesar de que se encontraba presente Carlos Chile, un directivo michelista.

Realidad y agenda

La agenda del plenario estaba determinada, por un lado, por antecedentes inmediatos, a saber: la presentación de la quiebra de Donnelley, la reapertura de Lear sin la reincorporación de los despedidos y el anuncio de la decisión de la burocracia del Smata de destituir a la comisión interna de Lear. Más en general, sin embargo, el gran punto de debate que atravesó el plenario fue cómo superar el aislamiento de estas luchas, la aplicación generalizada de suspensiones y el freno de la burocracia sindical a un paro nacional, incluidos los reclamos contra el impuesto al salario y por la reapertura de paritarias.

Alrededor de esta agenda se expresaron dos orientaciones. La que propuso la mesa convocante del plenario, que se acotaba a continuar la campaña “por el millón de pesos para Lear” y la formación de una coordinación de la zona norte. O sea que no ofrecía una perspectiva más general. Incluso creó una confusión adicional, porque fue interpretado como un corrimiento del Encuentro Sindical Combativo, encabezado por el “Pollo” y el “Perro” -al menos lo vio así Izquierda Socialista. El fondo de huelga está en marcha y la coordinación práctica en la zona es cotidiana; era necesario abrir un horizonte más amplio, en especial porque varias delegaciones venían con iniciativas de acciones generales.

Planteo de conjunto

La otra orientación fue la de promover una acción de conjunto del movimiento obrero combativo, en la que la CSC-PO y otros sectores de la izquierda venimos insistiendo hace tiempo en las reuniones y asambleas de Lear. Los ataques políticos de la Presidenta y Capitanich a quienes protagonizan y apoyan estas luchas cambiaron precisamente el escenario en favor de una acción de conjunto. Al final, la quiebra de Donnelley reintrodujo en el debate nacional la ley antiterrorista y puso también en debate la de abastecimiento. Las luchas han puesto en movimiento el enfrentamiento político de todas las clases y partidos. Ignorar la necesidad de intervenir en este terreno es bloquear el camino a una victoria. La propuesta oficial de convertir a Donnelley en una cooperativa significaría sancionar la precariedad laboral para sus trabajadores. La presentación de un proyecto de ley de expropiación solamente tiene sentido en función de una movilización de conjunto y de una lucha política.

Se trata de colocar a Lear, y ahora a Donnelley, no como un mero conflicto particular, sino como el emergente de una situación que afecta al conjunto del movimiento obrero, por un lado, y de la crisis política, del otro. Es una orientación que busca la acción común de estas fábricas con Emfer, otro gran contingente obrero que no se puede ningunear, cuando su taller se encuentra vaciado por los Cirigliano con la complicidad de Randazzo.

El campo de las acciones de conjunto ya está en desarrollo. De hecho, así ocurre con los docentes que pararon por la reapertura de paritarias; con Fate que paró por un accidente y está muy afectada por el impuesto a ganancias (al igual que los bancarios); con Sealy, muy movilizada contra suspensiones y por un fraude de la burocracia similar a los del Smata, de Pignanelli; con el Subte y así de corrido con vastos sectores del movimiento obrero.

Dos perspectivas

Esta orientación fue defendida en el plenario por los mandatos recibidos el día anterior por parte de 600 delegados de los Suteba combativos, por la asamblea de Fate del Sutna San Fernando, por AGD-UBA, y apoyada claramente por la Unión Ferroviaria de Haedo, por el representante de Cicop, por los representantes de la CTA y por todas las corrientes de izquierda, por caso Opinión Socialista o la Coordinadora del Parque Industrial de Pilar. Néstor Pitrola describió puntillosamente el programa de la movilización acordado por la Coordinadora Sindical Clasista y la CTA Micheli para una marcha el próximo 27.

El plenario no votó el apoyo esta movilización, aunque la abrumadora mayoría de las organizaciones presentes participará de ella. Ocurre que la Mesa no salió de su libreto de un acto reservado para Lear y Donnelley -a pesar de que varios delegados de estas empresas anunciaron que participarán de la marcha anunciada. Es obvio que en esta marcha, el protagonismo mayor será de la lucha de Lear, Emfer y, ahora, Donnelley.

La marcha va con un programa y el reclamo del paro nacional activo de 36 horas que la CGT moyanista se niega a convocar.

El PTS fue el defensor más decidido de la política autorreferencial. Insinuó que favorecería la cooperativización de Donnelley, en contradicción con el proyecto ya presentado de expropiación-estatización, bajo control obrero. ¿Por qué reconvertir a la clase obrera gráfica en cooperativistas, que deberían hacerse cargo de la función capitalista en la empresa o salir a mendigar subsidios al Estado y ponerse a tiro de la cooptación estatal? Entre las corrientes que apoyaron la propuesta de marcha se encuentran Opinión Socialista y el MAS, el cual, además, hizo hincapié en que se convoque a un Encuentro Nacional con la participación de la CSC-PO. Izquierda Socialista fue el único agrupamiento que reivindicó el Encuentro de Atlanta entre los numerosos participantes de ese encuentro.

El movimiento obrero y la izquierda

El delegado de Emfer presente hizo una encendida crónica de la aguerrida lucha contra la represión y saludó a los diputados de izquierda que levantaron sus banderas de estatización de los talleres. La Naranja Gráfica y Pitrola denunciaron al detalle la política de la burocracia ongarista, que rechazó convocar a una huelga, propuesta por todos los cuerpos de delegados combativos, en defensa de los compañeros de Donnelley.

La CSC-PO no desarrolló un debate puntual acerca del Congreso del Movimiento Obrero y la Izquierda, que proponemos para el 8 de noviembre en el Luna Park, simplemente porque lo que se había discutido era una expresión concreta de la necesidad de un congreso reivindicativo y político de la clase obrera. A partir de las coincidencias que se registraron en el plenario, reforzaremos la convocatoria para que el congreso sea convocado en común por toda la izquierda que lucha por la independencia de clase y el gobierno de los trabajadores. La experiencia se encargará de demostrar a quienes insisten en la política autorreferencial (en un retorno a la consigna liquidacionista de principios de los ’90: “Hagamos grande al MAS”) que es necesario impulsar una perspectiva histórica de conjunto, desde las posiciones de cada tendencia y de cada partido.


Julio Romano