Subte: En las líneas, la base sacudió ‘la paz social’

Un reclamo por puntos salariales pendientes, si se quiere menores, ha venido a revolver el avispero en el subte y a modificar su cuadro político. La negociación por el incremento de las asignaciones por viático y por antigüedad y por una suma mal liquidada, corresponden a la paritaria anterior y se estiró durante meses. Meses de impasse, en el cuadro de “paz social” y tutela ministerial impuestos por más de un año al sindicato del subte. El bicicleteo abusivo por parte de Metrovías y la Secretaría de Transporte, motivó que la representación de la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro (AGTSyP) decretara un paro de siete horas para el jueves 27.

La patronal y el gobierno intentaron cerrar el tema, firmando con la burocracia de la UTA un acuerdo y llamando a los delegados de la AGTSyP a suscribirlo. Lo firmado fue 35 pesos diarios de viático -se cobraban 18 y se había reclamado 46- y sin retroactivo; de la antigüedad y sumas adeudadas ni una palabra. El retroactivo es visto por los trabajadores como una compensación interesante sobre fin de año al deterioro del poder de compra del salario. La delegación de AGTSyP salió del ministerio con el planteo de consultar a los trabajadores. Esto es, no rechazaba el acuerdo de plano, pero tampoco confirmaba el paro que debía arrancar a las cinco de la mañana del día siguiente. Era evidente a esta altura que la fracción yasKista, mayoritaria, trataba de evitar el paro y prorrogar la negociación.

No contaron con que las bases se iban a rebelar. El turno tarde de varias líneas se pronunció por mantener el paro. En otras se abrió una intensa deliberación. La amenaza de la huelga, hizo que, a altas horas, se concretara una nueva reunión en el ministerio que sólo arrojó un acta que consignaba que la parte gremial reclamaba el retroactivo y un aumento del viático. Quedó claro que la política del gobierno es apretar a la fracción mayoritaria de la AGTSyP para que encuadre a la base, evite el paro e imponga lo firmado con la UTA.

Tomada salió a abrir el paraguas; se pronunció contra el método huelguístico histórico del subte: “El movimiento sindicalista argentino tiene una tradición de otro tipo, como tienen otros países del mundo: un paro, luego se abren negociaciones; después si no avanzan, otro paro; pero plantear como se está planteando en algunos lugares que un paro es por tiempo indeterminado es prácticamente decir: ‘Acá se hace lo que yo quiero” (TN.com, 17/1). Reveladora apología de los métodos de Lorenzo Miguel contra las tendencias huelguísticas del movimiento obrero clasista, aunque en este caso no estuviera estrictamente en discusión.

En un cuadro de confusión el paro quedó levantado y sustituido por un llamado genérico a asambleas en las líneas. Al día siguiente, el Premetro efectivizó el paro durante varias horas en disconformidad con lo actuado y en las líneas se abrió una deliberación generalizada. Los delegados yaskistas y Segovia, filo MST, corrían a apagar incendios con promesas de nuevas negociaciones para mejorar la oferta; arreciaron las críticas y los reclamos en reuniones y asambleas. En muchos casos se rechazaba no sólo la propuesta sino el método de la convocatoria a un paro, para levantarlo sin nada en la mano.

Han hecho eclosión meses de reivindicaciones postergadas, de abusos y provocaciones de la patronal y la burocracia de la UTA y, sobre eso, la tocada de culo de Tomada al inscribir a la AGTSyP como sindicato de empresa, lo que bloquea el acceso a la personería gremial. La situación del subte ha dado un vuelco, la intervención de la base crea las condiciones para un desarrollo de los sectores luchadores. Incluso modifica el cuadro de las elecciones de comisión directiva de la AGTSyP convocadas para el 23 de marzo (véase nota).