Sindicales

10/2/2005|886

Enfrentemos la campaña de desinformación de Taselli y la burocracia


Los despidos y cierre parcial de plantas, planificados por Taselli al hacerse cargo de Parmalat, han sido impedidos por el despliegue de la lucha obrera. De entrada se resolvió en asamblea conjunta la ocupación de las dos plantas. Los piquetes, la permanencia en planta, las movilizaciones a Plaza de Mayo, los actos en la puerta, y los volantes entre una planta y la otra han hecho el resto.


 


Pero el vaciador del Turbio pidió la quiebra para llevar adelante el mismo proceso en Parmalat. En estos días intenta trasladar a un grupo de compañeros a Pilar y cerró la planta de Carapachay el último fin de semana. Busca con esto la división de Pilar y Carapachay, haciéndole creer a la de Pilar que tendría garantizada la estabilidad laboral y salarial. Ambas cosas son falsas porque en el proceso de quiebra, Taselli ha planteado la suspensión del convenio laboral. La burocracia de Atilra hace el juego de Taselli y aísla también del conflicto a la planta de Chascomús, donde se hace la distribución que antes ocurría en Carapachay.


 


Es necesario un boletín de lucha, si es posible diario, para contrarrestar la campaña de desinformación y división de Taselli y la burocracia.


 


Que Taselli anule el proceso judicial de quiebra y respete la estabilidad laboral y el convenio (pretende no pagar siquiera las indemnizaciones por los despidos que planea). No es cierto, tampoco, que la planta no funcione “porque no hay leche para Parmalat”, que es la última ‘bola’ que ha hecho correr la patronal por boca de la burocracia.


 


 


La burocracia echa lastre


 


Tanto el Consejo Nacional de Atilra (Ponce) como la seccional Capital (Vilches) habían dado su acuerdo a la ‘reestructuración’ de la empresa que impulsa Taselli (despidos, rebaja de salarios) y, a instancias del Ministerio de Trabajo, constituyeron junto con la patronal una “comisión de seguimiento del conflicto” para desarmar la resistencia de los trabajadores.


 


La posición obrera de incluir a sus delegados de base desbarató la maniobra: la comisión nunca funcionó. Antes mandaron doscientos matones a golpear a los trabajadores de Carapachay, lo cual levantó una ola de repudio entre todos los trabajadores e incluso en seccionales del interior.


 


Para reacomodarse, Ponce le echa ahora la culpa a la seccional Capital (lo dijo en una reunión de delegados y trabajadores de Parmalat), pero insistió con el argumento patronal de que no hay leche, cuando Taselli en persona habría dicho hace tres semanas que “con planta tengo la leche cuando quiero”.


 


La combativa posición de los obreros obligó también a los burócratas que enviaron las patotas, a convocar a un plenario de delegados del sindicato.


 


 


Nuevas tentativas


 


Taselli, por el momento, sólo ha logrado retirar algunas computadoras y a trasladar tres administrativos de Carapachay, pero acaba de anunciar el próximo traslado de otros catorce trabajadores y el cierre de la planta durante el fin de semana (“para ahorrar energía”). Si bien la actividad está completamente paralizada desde hace un mes, esta medida implicará para el turno tarde la pérdida de cerca de 400 pesos.


 


 


Una oportunidad


 


La burocracia pretende que el plenario de delegados reestablezca su autoridad para derrotar a los trabajadores de Parmalat; en oposición a esto hay que exigir que el plenario sesione con mandato expreso recogido en asambleas de planta. En La Serenísima, por ejemplo, hay un cuerpo de delegados trucho, producto de un reciente fraude en el que fue proscripta la lista opositora y donde sólo votó una ínfima minoría de los 800 trabajadores. Esos delegados no pueden hablar ni votar, sólo hay que aceptar una delegación de la asamblea general con mandato, y así en todas las plantas.


 


El plenario tiene que tomar las disposiciones para llevar a la victoria a Parmalat en unión de las tres plantas y recoger todas las reivindicaciones del gremio asolado por la superexplotación, justamente en la etapa de mayor producción.