Sindicales

17/7/2019

Enfrentemos la crisis yerbatera con la unidad de los tareferos y los desocupados

Factores productivos y climáticos han adelantado la finalización de la zafra (cosecha) yerbatera, que se lleva adelante en Misiones, para fines de julio o principios de agosto.


Esta situación expone a miles de obreros rurales a una gran incertidumbre, agravada por la enorme crisis económica que viven hoy el país y la provincia. Este sector de trabajadores viene sufriendo año a año la pérdida de poder adquisitivo de sus ingresos, en el marco de un ataque patronal que cuenta con el amparo de los Estados nacional y provincial. Ello mientras la yerba mate experimentó en los años siguientes al 2015 un crecimiento económico, por el aumento de las exportaciones en dólares y la suba de los precios de paquetes en góndola.


Se trata de un crecimiento que benefició principalmente a  la agroindustria y a los propietarios rurales más grandes, que pudieron capitalizar su producción y aumentar su rendimiento, en buena medida incrementando la explotación de sus obreros. Los pequeños propietarios, al no disponer de la capacidad de capitalizarse, fueron perdiendo productividad y buscaron mejorar su tasa ganancia apelando al pago de un salario miserable a los trabajadores rurales.


Los cosecheros de la yerba


Mientras el sector yerbatero crecía, las condiciones laborales de los tareferos empeoraron cada vez más: salarios miserables y la necesidad de sobreexplotarse a ellos y sus familias para mínimamente poder comer.


A esto se suma la disminución del subsidio mensual interzafra (que se paga entre cosecha y cosecha), que pasó de $4.000 en 2017 a $2.300 en 2018, así como la dificultad de acceder a él, ya que la mayoría de los trabajadores rurales prefiere trabajar en negro para no perder los beneficios sociales que le permiten tener al menos un ingreso mínimo durante el período en que no hay cosecha.


Un programa de reivindicaciones para unir a tareferos y desocupados


La crisis económica que atravesamos golpea con mayor fuerza en los sectores más pobres de la clase obrera misionera: los trabajadores rurales y los desocupados.


Históricamente, los tareferos han intervenido en la lucha rural acompañando a los propietarios agrarios, bajo la idea de que mejores precios en la hoja verde significaban mejor salario -algo que nunca pasó y que no va a pasar.



Para que la crisis no nos destruya la salida no es pelear para el patrón, la salida es la unión de los trabajadores, tanto de los que están trabajando como de los desocupados, que tienen tienen planteada una lucha inmediata en común por el trabajo genuino y estable en el tiempo. Solamente la unidad de la clase obrera puede vencer al ajuste que nos impone el FMI, el macrismo y la Renovación.


Es necesario que avancemos en una asamblea provincial de tareferos y desocupados que delibere un programa de reivindicaciones y un plan de lucha para lograrlo.


Vamos por inmediata asistencia alimentaria para tareferos y desocupados becas estudiantiles para que los hijos de tareferos y desocupados no abandonen la escuela; aumento inmediato a $15.000 de los planes sociales y el subsidio de Interzafra financiado con impuestos a los molinos y secaderos. Por la reorganización de la producción agraria bajo gestión y control obrero. Por un gobierno de los trabajadores que lleve adelante estas tareas.