Sindicales

10/12/2015|1393

Enorme movilización de la Naranja Gráfica


Se realizó la Asamblea General para votar la Memoria y Balance (MyB) y la Junta Electoral que dirigirá las elecciones de 2016.


 


Como es tradición, fue en horario de trabajo y con un temario cerrado. La Naranja concurrió con una columna de más de 250 compañeros de AGR-Clarín y Morvillo (por lejos los más numerosos de la asamblea), Interpack, Ipesa, Crónica, Cedinsa, New Press y otros talleres.


 


El oficialismo de la Verde reunió con todo su aparato a unas 350 personas incluyendo jubilados, empleados de la obra social y varios “invitados”. La Bordó, muy disminuida, solo participó con una delegación de cinco compañeros.


 


Empezó el fraude


 


El pequeño teatro Verdi, ya inadecuado, fue “blindado” para dificultar nuestro ingreso. Nuestra moción de constituir una Junta Electoral compartida en función de la representación en la asamblea fue rechazada desde la mesa, sin someterla a votación. El control de la Junta es el primer paso del fraude.


 


La provocación, que incluyó insultos y el corte del sonido (todo con la complicidad del inspector del Ministerio de Trabajo) buscó impedir cualquier votación que pusiera en evidencia que la Naranja era una parte enorme de la asamblea.


 


Nos retiramos porque no avalamos una asamblea antidemocrática y, a todas luces, ilegal. Quedarnos implicaba caer en el juego podrido de la Verde, que claramente alentó un enfrentamiento físico para luego victimizarse y acusarnos, como muchas veces antes.


 


La Memoria y Balance, una confesión


 


Las casi cincuenta páginas están plagadas de irregularidades y omisiones. Ejemplos: 1) el balance de gastos de 2014 incluye más de 13 millones de pesos en concepto de “ayuda solidaria”; 2) en una nota sobre la recuperación del sindicato de manos de la intervención militar en 1984 se dice que la Lista Verde tuvo un resonante triunfo. Pero en realidad quién triunfó fue un frente de la Verde con la Naranja, encabezado por la fórmula Ongaro-Pitrola. Una seria tergiversación que pretende negar el papel histórico de la Naranja.


 


Pero lo más importante de la MyB es que revela la asociación estrecha de esta burocracia sindical con el gobierno kirchnerista, ahora en retirada. Su subordinación incondicional a los topes salariales (toda la escala gráfica se encuentra por debajo de la canasta familiar), a la miseria jubilatoria, a la precarización laboral y al ajuste en marcha.


 


La MyB casi no hace referencia al proceso de reestructuración capitalista de la industria gráfica (que tiene un alcance mundial) del último año y medio con su secuela de miles despidos y el cierre de numerosos talleres como Donnelley, World-Color, Vulcano, Cortiñas.


 


Amicheti conducción


 


La promesa de “resistencia” del secretario adjunto en su discurso inicial es puro chamuyo. Rechazó los “aumentos por productividad” pero mientras la escalada de precios está pulverizando la última paritaria esquivó toda mención a un aumento de emergencia o un bono compensatorio. La reivindicación de la orientación capituladora de estos años nos desarma frente a la profundización del ajuste de Macri.


 


¿Y la Bordó?


 


Aún con su debilidad actual, la Bordó debió movilizar a la asamblea para reforzar el reclamo de una lucha de conjunto, de la que depende más que nunca el destino de sus talleres vaciados. El apoyo al proyecto de expropiación de Donnelley chocó con la hostilidad de la Verde. La lucha “contra las patronales buitres” prometida por el kirchnerismo, que la Bordó compró, no pasó siquiera el trámite legislativo.


 


Necesitamos un sindicato para enfrentar el ajuste


 


La gran movilización de la Naranja, que culminó con un corte y acto en la Avenida Brown, refuerza además los reclamos salariales que venimos haciendo al interior de nuestras empresas y nos prepara para la gran batalla electoral en el gremio en un periodo que estará enteramente bajo el signo del ajuste.