Sindicales

26/1/2017|1445

“Es un conflicto estratégico”


“Hemos demostrado largamente que no es verdad que la empresa está en crisis, como dice la patronal. Acá se hacen siete revistas, libros, folletería, estamos tapados de tareas y la empresa está llevando el trabajo a otros talleres. Hemos presentado pruebas de eso al Ministerio de Trabajo, están los registros de la Afip… En cambio, la empresa no presentó ninguna prueba de la supuesta crisis ni en el Ministerio ni en la Justicia”, dice con énfasis Pablo Viñas, secretario general de la comisión interna de AGR-Clarín.


 


Y se pregunta él mismo:


 


—Ahora, si no es la crisis ¿qué es? ¿por qué hacen esto? Desde ya que pretenden avanzar contra el convenio colectivo, flexibilizar y tercerizar, y para eso necesitan destruir la organización sindical de los trabajadores. Pero aún no alcanza con decir eso: tienen un objetivo estratégico, esto no se debe a un cálculo contable sobre cómo conseguir mayor ganancia. Después de todo, para sostener este conflicto están gastando una millonada de pesos que no van a recuperar, creo, ni en diez años…


 


—¿De qué se trata entonces?


 


—Es un objetivo de mayor alcance. Empiezan acá, pero se proponen destruir los convenios en todas las empresas del grupo. La comisión interna de Canal 13 ya denunció que están violando el Estatuto del Periodista, desvían trabajos de producción a empresas tercerizadas. La redacción de Clarín abunda en pasantes a los que ni siquiera les pagan. En el taller de (la calle) Zepita (donde se imprime el diario) hay jornaleros que cobran por día trabajado y llevan 14 años en esa situación. Para allanar el camino tienen que empezar con nosotros porque este es el lugar más organizado del grupo, pero van por la precarización general del trabajo en todas las empresas que tienen.


 


Interviene entonces Marcelo Quinteros, secretario adjunto de la CI:


 


—Mirá lo que pasa en AGL (Artes Gráficas del Litoral, perteneciente también al grupo Clarín), que está en Sauce Viejo, Santa Fe. Ahí mandaron a hacer la revista Viva, que estábamos haciendo nosotros. Fuimos allá a hacer un piquete, a explicarles a los compañeros que no pueden hacer el trabajo de otro taller que está en huelga, y ellos nos dijeron que son solidarios con nosotros pero están bajo tremendo apriete de la patronal… ¡y del sindicato! Sobre todo del sindicato, que les dice: “Hay que laburar como pide la empresa, si no los van a echar a todos a la mierda”. AGL tiene una máquina diariera y ahí imprimen el diario El Litoral, de modo que los trabajadores tienen que estar bajo el convenio correspondiente a diarios. Pero los flexibilizaron, les modificaron el convenio para que puedan hacer el trabajo nuestro por la misma plata. Los obligan a carnerear bajo aprietes y ni siquiera se lo pagan.


 


—¿Y los trabajadores de Zepita?


 


—Ahí hay una comisión interna que hasta ahora ha dado la espalda a nuestra lucha influirá en las propias condiciones laborales de los gráficos del diario. 


 


Otro miembro de la interna, Sebastián Maritán, dice a su vez:


 


—Esto es algo que intentan desde mucho tiempo atrás. Hace años contrataron gente de agencias, tercerizaron, pero nosotros nos organizamos y tuvieron que echar para atrás. Ahora ya venían insistiendo con que querían flexibilizar el convenio, producir más con menos gente, negociar a la baja las paritarias…


 


Viñas asiente y añade:


 


—Pero la cosa ni siquiera termina ahí. Es decir, no termina en el grupo Clarín. Esto ya es un conflicto testigo, una prueba piloto de lo que quieren aplicar en todo el país. Por eso el apoyo del gobierno a la empresa y por eso también la enorme solidaridad popular que rodea a los trabajadores de AGR. Por eso el bloqueo mediático, que ya empieza a romperse, no logró ser bloqueo informativo porque lo rompimos de entrada, porque la gente lo hizo estallar en las redes. Es como si los trabajadores argentinos tuvieran conciencia de esto, o lo intuyeran. Una especie de “conciencia inconsciente”, algo que subyace sobre la necesidad de todos de apoyar este conflicto. Aquí los compañeros han entendido esto, aquí somos plenamente conscientes de lo que se juega. Los compañeros lo dicen: “Esto nos supera, esto nos trasciende”. Más allá de nuestra necesidad de luchar y ganar en defensa de nuestra fuente de trabajo y el sustento de nuestras familias, la conciencia de lo que acá se juega para todo el movimiento obrero nos hace sentir una gran responsabilidad.