Fanazul, una causa popular

Luego de las enormes jornadas de lucha que incluyeron dos días de cortes de ruta y una extraordinaria movilización  por el centro de la ciudad -una verdadera  pueblada contra el cierre de la planta local de Fabricaciones Militares- los trabajadores siguen en pie de lucha. Una asamblea resolvió una acción dentro del municipio, lo que permitió arrancar un subsidio para “los fabriqueros”. 



La asamblea resolvió también la continuidad de la resistencia en el acampe en el veredón municipal, que lleva 26 días al momento de escribirse estas líneas. Se realizó un festival de rock con el objetivo doble de seguir visibilizando el conflicto y recaudar para el fondo de huelga (tres de las bandas que tocaron tienen entre sus integrantes trabajadores de la planta) y hay una nutrida agenda de actividades.

La semana pasada trascendió que una empresa láctea de Azul tomaría despedidos de Fanazul; las reubicaciones en empresas locales tienen la intención de debilitar la lucha para avanzar en el cierre definitivo y allanar el camino a la especulación inmobiliaria y los intereses mineros, que son los negocios detrás del vaciamiento.



Con la reciente derogación de la ley N° 14.147, se habilita la venta de las tierras en manos del Ejército Argentino. Contigua a la fábrica de explosivos se encuentra la Base Naval Azopardo, que en su origen fuera un depósito general de explosivos, que encierra un enorme valor y en la que han puesto los ojos las grandes mineras y los especuladores inmobiliarios.



La entrega de tierras a las fauces de los mineros tiene larga data. Ya durante la gestión kirchnerista de José Inza se estableció un “Acuerdo Marco de Cooperación de Asistencia Técnica entre el Servicio Geológico Minero Argentino y la Municipalidad de Azul” que establecía entre otras cosas “la evaluación e incorporación de proyectos (…) nuevos que puedan enmarcarse en el programa de huellas Mineras” como también “el estudio de los terrenos y ver cuáles son las características y potencialidades que puedan surgir a partir de este acuerdo”.


¿Un Frente Social y Sindical con los cómplices del macrismo?



En una reunión de organizaciones que se realizó en el acampe el “Movimiento 1ro de octubre” (que integra la corriente del Perro Santillán) impulsó la necesidad de conformar un Frente Social y Sindical, una especie de multisectorial que unificaría a todos los sectores que se “oponen” al macrismo, para enfrentar los despidos. Un frente anti-Macri a la azuleña.



Un frente con el PJ no es el camino para derrotar el ajuste. Los gobernadores, que responden a las distintas fracciones del peronismo, suscribieron el pacto fiscal de Macri y el kirchnerismo. Y eso incluye a Alicia Kirchner, que es quien ejecuta el ajuste en Santa Cruz.

Esta multisectorial también contemplaría a los sindicatos locales, en su mayoría inscriptos en la CGT, que no fue capaz de llamar a un paro en defensa de una fuente de trabajo tan importante para la ciudad.



Es claro que algunos sectores de la oposición al intendente Hernán Bertellys (Cambiemos), que expresaron simpatía por la propuesta de una “amplia unidad” lo hacen pensando en su interna partidaria y no en el triunfo del conflicto.



Lo que necesitamos los trabajadores no es un “aparato” que nos entrampe en compromisos con las fuerzas políticas patronales sino un Congreso de delegados base, de todos los sindicatos de Azul -de la CGT y la CTA- para votar un plan de lucha; necesitamos el paro de ATE nacional y la coordinación con los otros conflictos en desarrollo (Senasa, Inti, el Turbio, etc.) y una Asamblea Popular de Azul, que canalice la enorme solidaridad con la causa de “los fabriqueros”.