Luego de la victoriosa huelga del 24 de mayo, los obreros de esta fábrica obtuvieron otras victorias: el pago de los días de huelga, el pago en una sola cuota del 16,5%, la re-categorización de toda la planta, el compromiso de efectivización de varios trabajadores y, lo más importante, la remoción de la corrupta y patronal ex Comisión Interna.

Ahora estamos en plena negociación de un premio al presentismo y otras reivindicaciones.

La patronal lanzó una campaña de provocaciones: persecuciones, malos tratos y aprietes por parte de algunos supervisores; armado de causas; suspensiones. Su objetivo es preparar el terreno para futuros despidos “con causa”.

La orientación de los trabajadores fue neutralizar la provocación para llegar a la elección de nuevos delegados.

La patronal se cebó; creyó que el espíritu de lucha de los trabajadores había decaído. Se equivocó de cabo a rabo.

En la noche del 6 de agosto los patrones no dejan ingresar a un compañero. Inmediatamente, en horas de la madrugada, los principales activistas deciden lanzar un paro de dos horas por turno. La reivindicación era la reincorporación del compañero despedido y el cese de las persecuciones.

Los trabajadores exigen al sindicato que se haga presente para negociar la reincorporación. Los compañeros plantean que si la patronal no reincorpora a Báez, a partir de esa noche se para todo. Con ese mandato se inicia la negociación entre el sindicato y la patronal. En las líneas se esperaba la señal. El paro comenzaba a las 22 horas. Tres horas antes, el sindicato recibió una llamada de un alto directivo de la compañía, quien le anunció que el compañero despedido podía ingresar a trabajar con “normalidad”.

Esta nueva victoria obrera refuerza la unión y la lucha por conquistar una Interna representativa de la fábrica.