El martes 12 culminaban las elecciones de delegados en Metropolitano (ex Línea Roca). La lista de Pedraza retuvo el cuerpo de delegados por alrededor de 400 votos de diferencia, sobre un padrón de 2.130 trabajadores.

Sin embargo, la votación representa un apoyo del 37,41% a una oposición definidamente clasista.

Este importante apoyo de la base ferroviaria da por tierra, también, con el intento de Pedraza de barrer con la oposición: primero con la proscripción electoral en las elecciones seccionales de noviembre pasado, y luego con los despidos de tres importantes activistas, que luego debieron ser reincorporados.

Las recategorizaciones masivas del último convenio, la incorporación a la planta permanente de la mayoría de los tercerizados, la movilidad interna para la cobertura de vacantes y otra serie de concesiones otorgadas para amordazar a la oposición, no le alcanzaron a la burocracia para frenar a estos aguerridos ferroviarios, cuya campaña hizo temblar a la burocracia que, por momentos, parecía estar derrotada antes de la fecha del comicio.

Sin embargo, un dato clave de la votación fue que Pedraza debió morder el polvo nuevamente en los talleres de Escalada, consolidados como bastión de la oposición.

El activismo tiene ahora la responsabilidad de convertir el apoyo de una parte tan importante del padrón en un activismo de toda la línea que fortalezca la organización de los ferroviarios.