Sindicales

2/9/1993|400

Foetra: Por qué volvió Guillán

Julio Guillán y la Lista Marrón han ganado las elecciones en el sindicato telefónico de la Capital. Luego de haber dirigido el gremio durante años fueron derrotados en 1989 por sus planteos de apoyo a la privatización de Entel.


La lucha contra la “privatización” fue, sin embargo traicionada por la nueva dirección, que venía precisamente del propio guillanismo. Cuando se largó a fondo la privatización, esta dirección del Frente Celeste y Blanco, encabezada por Esquivel y Varone, traicionó la gran huelga que se lanzó a pesar de ella, y fue bajo su mandato que el gremio perdió las principales conquistas. Como producto de estos tres años de entrega, el Frente Celeste y Blanco se presentó a las recientes elecciones escindido en… ¡cinco listas!


Guillán mantuvo su aparato con el respaldo de sectores empresarios (en particular de Telecom) mientras hacía “oposición” a la verborragia impotente de los celestes y blancos, alegando que con la Marrón se habría retrocedido menos, o se habrían conservado las conquistas de otra época.


Guillán obtuvo el 36% de los votos contra el 32,7% de fines del ‘89. Las cinco listas del Frente Celeste y Blanco sacaron un 54%, contra el 53,% de 1989. La principal de las cinco, encabezada por Montero, del CTA, obtuvo menos del 24%. De este modo, la “izquierda” ubaldinista no sólo entregó la huelga general y las conquistas, sino que ahora, dirigida por el CTA, termina entregando el sindicato a la derecha guillanista.


 


La izquierda Tricolor


El Frente de la izquierda y del activismo telefónico, integrado por el Mas, Mst, PO y sectores independientes, algunos de ellos provenientes del CTA (la agrupación de suburbios Sur, Resistencia Telefónica), obtuvo el 8,6%. En el ‘89, junto con el PC, la izquierda obtuvo el 8,7%. El actual Frente Tricolor se reconstituyó sólo algunas pocas semanas antes de la elección. El Mas había roto Izquierda Unida y luego tuvieron serias crisis internas. La Tricolor reconstituida no alcanzó a desplegarse como alternativa. En los 40 días de la campaña electoral no se formó un comando unificado. La lista Naranja (PO), Resistencia y los independientes hicieron actividades comunes (asambleas de edificio, pintadas, pegatinas, etc). Pero el Mas, por un lado, sumido en una nueva crisis (ver nota), y el Mst por el otro, realizando “sus” propias actividades, no potenciaron al frente.


1989    1993


Padrón Votaron           Padrón Votaron


Activos            16.415 11.049 10.951 6.989


Jubilados         2.900       580 6.358   1.075


Total    19.315 11.629 17.309 8.064


 


Como puede apreciarse, en estos tres años fueron dadas de baja 6.000 trabajadores activos en el sindicato. Una gran mayoría de ellos responden a despidos y retiros “voluntarios”. En cambio creció el padrón de jubilados. Entre los “jubilados”, la Tricolor sacó el porcentaje más bajo (3%); entre los trabajadores activos llegó al 9,3%.


 


Alternativa


Un reagrupamiento de sectores del CTA con la izquierda habría permitido derrotar a la Marrón y superar la experiencia frustrante de la Celeste y Blanca. Pero para ello era necesario superar la política que llevó a esta situación. El CTA, en cambio, se confió sólo en un trabajo de aparato y rechazó el frente con la izquierda. Esto aceleró la disgregación de la lista del CTA, que vio nacer dos rupturas a su izquierda, que tampoco se animaron a hacer un frente.


 


Perspectiva


Guillán asume con el 36% de los votos de la mitad del padrón. Es decir, es una minoría. En los próximos meses tendrá que discutir el problema salarial fuertemente retrasado, los ataques “racionalizadores” que las patronales vienen tratando de imponer en el gremio (y que el gremio resiste edificio por edificio). De lo que se trata es que la Tricolor funcione ahora como un frente único que ayude a centralizar la resistencia a los planes superexplotadores. La derrota electoral del CTA acelerará la disgregación de sus corrientes, los sectores más combativos tendrán en la Tricolor, si ésta se sostiene, una importante referencia. El peso de los delegados combativos es mucho mayor en los plenarios de delegados. Se impone un balance conjunto de la Tricolor y su estructuración como frente de lucha de la izquierda y los activistas.