A pocas horas de finalizado el “comicio”, ha quedado claro que el padrón habilitado a votar era trucho. A la pequeña lista de coti­zantes le fue agregada una lista de “amigos”, ex afiliados y todo lo que sirviera para justifi­car algún voto miserable. Es que, en prome­dio, la afiliación real en las grandes empresas ronda el 10% o menos. Si estos “agregados” fueron realizados aún ahí donde se pueden co­tejar padrones, es imaginable la maquinaría del fraude en el padrón trucho de “colabora­dores”. Hubo una época en donde eran de la partida los chorros de la Franja Morada de la UBA, que con total desparpajo concurrían impunemente a votar.

Para colmo de la burocracia, en las princi­pales empresas periodísticas, el voto fue ab­solutamente marginal. Fue lamentable obser­var a algunos “directivos” crónicos de la Utpba, mendigar el voto en las redacciones y recibir cuanto menos el desprecio silencioso de los tra­bajadores. No votó prácticamente nadie. En al­gunas empresas se fueron con la urna vacía. Las elecciones fueron ignoradas por la inmen­sa mayoría de los compañeros del gremio. La vieja y perimida conducción de la Utpba ha per­dido toda legitimidad.