Sindicales

30/9/2010|1148

Frigorífico de Azul: Continúa la ocupación de Efesa

Pero la patronal domina la pelota

A pesar de la enorme solidaridad popular y la simpatía que despierta la lucha de los trabajadores de Efesa, la patronal se las ha ingeniado para que la discusión gire en torno a sus términos. A ello ha contribuido fundamentalmente la política de los partidos patronales (CC, FpV) y de la burocracia del STIA, que desmovilizaron a los trabajadores y al pueblo, y depositaron todas las energías en negociaciones en el Ministerio o gestiones ante la Embajada alemana (el origen de la patronal).

En la última reunión en el Ministerio, la patronal reiteró que los salarios actuales le resultan “impagables”, pero nadie conoce sus libros contables. También volvió a reclamar su inclusión en el programa de Recuperación Productiva (Repro). Una de las alternativas que ofrecería es la de trabajar “a fasón” para otra empresa, manteniendo la planta actual. Esto sin aclarar las condiciones laborales ni salariales. Finalmente, se comprometió a abonar los sueldos de la primera quincena de septiembre el miércoles 30 de este mes, pero no está claro de qué manera los va a hacer efectivos, ya que habría una reunión con el STIA “para acordar la modalidad de pago”. Incluso si se cumpliera la promesa, quedaría el retraso de una quincena completa.

Por su parte, el Ministerio de Trabajo nacional convocó a la empresa para informarse del problema. Todos meten la cuchara, pero ninguno le pone el cascabel al gato. El poder del Estado no es utilizado para asegurar la continuidad productiva de la empresa, que los obreros están dispuestos a gestionar.

La ocupación obligó a la patronal a negociar -en un principio, se había literalmente fugado. Los rumores que circularon sobre una salida basada en la expropiación la pusieron muy “nerviosa”. Lo que corresponde es redoblar la apuesta y no darle más tiempo: convocar una nueva manifestación popular para: 1) que se hagan efectivos los sueldos en su totalidad y sin atraso y 2) que en un plazo perentorio, la empresa reabra respetando el convenio, o de lo contrario sea expropiada y gestionada por los trabajadores. Cualquier otra salida será a costa de los propios obreros de la carne y del presupuesto estatal.