Gestamp: una gran lucha contra la patronal, el Estado y la burocracia sindical

Una gran lucha contra la patronal el Estado y la burocracia sindical Gestamp  Tatiana Kertesz

Foto: Tatiana Kertesz

Al cierre de esta edición de Prensa Obrera, el Ministerio de Trabajo de la provincia de Buenos Aires anunciaba que retrocedía respecto de la conciliación obligatoria dictada el sábado 31. Los trabajadores despedidos en asamblea discuten los pasos a seguir a partir de este anuncio. La conciliación obligatoria (con la reincorporación de los despedidos) se había dictado producto de la ocupación de la planta por parte de los trabajadores despedidos, que en una audaz medida se subieron a un puente grúa para exigir su reincorporación.

Este recule del Ministerio de Trabajo de la provincia tiene un alcance general. Aunque la conciliación constituye en todos los casos una salida para la patronal en el marco de un parate de la producción, cuando se da a cambio del reingreso de los despedidos, crea un nuevo escenario para la lucha. Esta zancadilla inusitada e ilegal de Scioli rompe todo código de confiabilidad para futuros conflictos, es una “lumpenización” del Estado.

Scioli ha operado como el verdugo de Cristina, quien instó al gobernador a ensuciarse las manos y resolver el conflicto a favor de la multinacional española. Para evitar hacerse cargo de la represión directa tendió esta trampa a los efectos de meter la Gendarmería de Berni en la planta. Ya había actuado con triquiñuelas similares en el largo conflicto de Kraft.

Esta lucha logró ponerse en el centro de la atención política nacional. Lo propio hizo la burocracia de Pignanelli, que acusó a la izquierda, y en particular al Partido Obrero, de realizar “una prueba piloto para meterse en el gremio”, intentando colocar la responsabilidad del conflicto en los legisladores del Frente de Izquierda.

Los 67 despidos realizados por esta multinacional española se dieron luego del rechazo de los trabajadores a las suspensiones selectivas que impuso la patronal. El ataque directo al activismo de la fábrica es el motor principal de estos despidos, ya que los sectores más activos son los que se disponen a abrir un camino en la defensa del conjunto de los puestos de trabajo, en el marco de la crisis de la industria automotriz.

El conflicto, desde un primer momento, estuvo rodeado de la solidaridad de los trabajadores y las comisiones internas antiburocráticas de la zona. Los compañeros de Lear, que enfrentan 320 suspensiones, jugaron un enorme papel en apoyo a la lucha de los despedidos de Gestamp. También impulsaron una mayor solidaridad de compañeros del gremio, que se movilizaron varias veces para bancar los piquetes. Docentes del Suteba combativo de Escobar, gráficos de diferentes comisiones internas de la zona, el Sutna San Fernando, los plásticos de Sealy, Kraft y Pepsico, Donelley, ferroviarios, perfumistas y otros. El movimiento estudiantil también se hizo presente, con varias delegaciones de centros de estudiantes de la zona, y la Fuba. Desde la instalación del acampe, la participación de las organizaciones fortalecieron los piquetes y el ánimo de los compañeros de Gestamp.

La lucha contra los despidos en Gestamp se convirtió en una cuestión de Estado para el gobierno. El ingreso de los compañeros a la planta pone en jaque a toda la política del gobierno y la burocracia durante los últimos días, y afianza al conjunto de los trabajadores que enfrentan los planes patronales ante la crisis.

La crisis que se produjo con la ocupación de Gestamp denuncia el fracaso de la política de tercerización de la industria automotriz, ya que este conflicto puso en jaque a gran parte de ésta, frenando la producción de las terminales automotrices más grandes del país. Aún si terminara con un desenlace adverso, el conflicto de Gestamp es una referencia para todos los trabajadores y anuncia un enorme proceso de lucha contra el ajuste, produciendo una profunda delimitación política de los trabajadores con el Estado y la burocracia sindical aliada de las patronales.


Emiliano Fara – Don Ald