Sindicales

18/11/2021|1632

Gran campaña de la Naranja Gráfica

Un registro de las tendencias del movimiento obrero.

El 26 de noviembre se realizarán las elecciones de la Federación Gráfica Bonaerense, en medio de una profunda reorganización de la actividad y un deterioro generalizado de las condiciones laborales.

La mayor parte de los talleres continuaron funcionando durante la pandemia, pero su situación es muy disímil.

Las editoriales, que venían golpeadas por la caída del consumo y el auge de los formatos digitales, se debaten entre el cierre o algún tipo de reconversión. En los últimos cinco años fueron centenares de talleres los que bajaron sus persianas.

Aunque algunas ramas, como el packaging o las etiquetas, crecen de forma sostenida y las empresas no paran de facturar, los salarios y las formas de trabajo se derrumbaron, sin excepción.

Lejos de las preocupaciones y problemas de la base, la directiva clausuró la vida sindical para enfocarse en sus operaciones al interior de la Corriente Federal y en la campaña del Frente de Todos.

El salario, un termómetro

El mejor termómetro del estado del gremio es el salario: las diez categorías de la escala se ubican por debajo de la línea de la pobreza. La última paritaria habilita a las patronales que hayan recibido ATP o firmado acuerdos con el 223 a desconocer el aumento; es decir que la misma acta incluye su negación. Todo esto se firmó sin siquiera la simulación de una consulta la base.

Sin duda, el salario está en el centro de la preocupación de los gráficos y es un factor constante de choques con la directiva, que ha provocado un principio de fractura en las filas de la Verde. El voto a la Naranja puede canalizar parte de la enorme bronca que recorre a la base gráfica.

La gran campaña naranja y la sombra del fraude

Con mínimos recursos nuestra campaña ha sido excepcional. Recorrimos más de cien talleres, volanteando y entablando debates riquísimos con el cuerpo de delegados. Esta campaña ratifica el lugar conquistado por La Naranja como referencia de lucha y organización. La lista -encabezada por Sebastián Rodríguez, secretario general de Morvillo, y acompañada por Miguel Bravetti, Néstor Pitrola, Yonatan Ortiz, Noemí Romero y tantos luchadores- es una muestra de la continuidad histórica de esta construcción.

Nuestro gran desafío, como siempre, es limitar el fraude (no digamos impedirlo) para que la voluntad de los gráficos pueda expresarse en la elección. Las señales de la Junta Electoral preanuncian un operativo escandaloso.

A las 130 urnas de la convocatoria (de las que impugnamos casi 20 por no cumplir los requisitos de cantidad mínima de afilados, irregularidades en las direcciones o cierres) se acaban de agregar 14 más, nunca nos entregaron el padrón por taller ni los horarios de votación en cada lugar (que varían mucho).

Ya hemos presentado un número importante de fiscales propios y contamos con la honestidad de los delegados de base del oficialismo. La agrupación Bordó-PTS, que integra la lista de frente único, lamentablemente no ha sido parte de esta lucha: no presentó un solo aval, no sacó un volante ni tenemos noticias, hasta ahora, de que vaya a aportar algo para controlar la elección. Sin dudas, se trata de una decisión política de no participar.

Votar y organizarse con la Naranja

Más allá de las presentaciones administrativas y la denuncia pública de estas irregularidades, nuestra campaña se intensifica en el tramo final en torno de un planteo sencillo: llamamos a los gráficos a impulsar el reclamo de un bono para fin de año y la reapertura inmediata de la paritaria, defendiendo tres criterios fundamentales: no aceptar más cuotas, que se eliminen todas las cláusulas de absorción y que cualquier acuerdo sea aprobado por el plenario de delegados y las asambleas de los talleres. La recuperación del gremio pasará por la recomposición del salario y empieza por votar y organizarse con la Naranja Gráfica.