Sindicales

21/1/2010|1115

Grave conducta de la CTA

Las elecciones para Comisión Interna y cuerpo de delegados de ATSA en el Centro Gallego arrojaron el siguiente resultado: de un padrón de 900 trabajadores, votó algo menos de la mitad: 442. El resultado para delegado general y subdelegado fue 235 votos para la Celeste y Blanca de la burocracia, 168 para la Roja antiburocrática, 37 en blanco y 2 impugnados.
La perfomance de la Lista Roja fue totalmente digna si se tiene en cuenta que enfrentó un vasto operativo en contra de su presentación por parte de la patronal, la burocracia de West Ocampo y de la CTA, que activó intensamente por la abstención electoral y por el boicot a la Lista Roja.

La burocracia de ATSA armó un operativo para recuperar la Interna, que desde hace años estuvo en manos de la oposición, sobre la base de promover la división del activismo antiburocrático del hospital. Para ello, apeló a la proscripción de una parte de los candidatos del frente antiburocrático Violeta-Roja-Bordó, con el argumento de que tienen una doble afiliación, a ATSA y a la CTA, y que algunos forman parte, incluso, de una comisión directiva promotora de un sindicato paralelo de la salud, adherido a dicha central.

Esta acción de la junta electoral burocrática fue proscriptiva y de discriminación política, porque los compañeros cuestionados reunían las condiciones estatutarias para presentarse a la elección. Pero contó también en su favor con la política divisionista de la CTA, que resultó completamente funcional a la maniobra de la camarilla de West Ocampo.

Así, en un principio la CTA propuso el boicot a la elección de ATSA y el montaje de una elección paralela, para la CTA. Este proyecto aventurero que también impulsó en el Sanatorio Mitre y Clínica de la Esperanza, igualmente con internas de oposición, se cayó por insostenible. Entonces viraron y optaron por presentarse a la elección de ATSA, a sabiendas de que iban a ser proscriptos, para armar alrededor de esto una campaña de boicot a la elección.

Impugnado el frente antiburocrático, la Lista Roja mantuvo su presentación y llamó a los trabajadores a cerrar filas alrededor de esta herramienta y del voto a sus candidatos a delegados de sector para no entregar el hospital a la burocracia. Esa variante, como lo demuestran los resultados, habría resultado triunfadora de no mediar el sabotaje de la CTA.
La Roja repudió la proscripción, se comprometió públicamente a seguir la lucha contra ella y a pugnar por otorgar a los activistas proscriptos un puesto con voz y voto en el funcionamiento del futuro cuerpo de delegados. Una posición impecable, por la que los activistas de la Roja trabajaron denodadamente hasta último momento.

Pero ¡nada! la decisión divisionista de la CTA estaba tomada: orientó a “sus” activistas a una furiosa campaña por la abstención, haciendo renunciar a valiosos candidatos ya presentados. No satisfechos con eso, denunciaron a la Lista Roja como “minúsculo grupito” seducido por la burocracia para “avalar el fraude”.

Una parte de la abstención (normalmente votan unos 600 trabajadores) se debió a esa campaña, y otra a la gran confusión general creada.

Lo más grave de todo es que se perdió una Comisión Interna antiburocrática, que la fue durante años inexpugnable para la burocracia. Lo mismo, según informes, sucedió en el Sanatorio Mitre.

No conformes con el desastre provocado, para aumentar la confusión los de la CTA armaron, quince días después, “su” elección paralela, mediante una recolección de adhesiones en la puerta del establecimiento. Una acción inconducente, excepto para futuros trámites en la Justicia. Pero aparte de ello, como dijo un activista: “si llamaran a adherir a una central combativa se podría pensar, pero ir con estos que revientan las luchas, como las de docentes, y apoyan al gobierno, ni ahí”.

La Lista Roja ha quedado como única referencia de la lucha antiburocrática en el Centro Gallego, donde se avecina la ofensiva racionalizadora de una nueva patronal que asumiría próximamente. Hay que apostar al reagrupamiento del activismo alrededor de esta experiencia y llamar a los activistas confundidos por la CTA a abandonar el camino estéril de la aventura y el divisionismo, y a sumarse a la acción común por la lucha del Gallego y su recuperación de manos de la burocracia descompuesta de ATSA.