Como corolario de la conciliación obligatoria, el pasado 2 de mayo, la conducción Verde de ATE, con la presencia del mismísimo De Gennaro, firmó con YCRT un acta lamentable: en dicha Acta se acuerda un compromiso de producción, por parte de los trabajadores, de 85.000 toneladas por mes, que de no cumplimentarse implicará el descuento de prácticamente un mes de sueldo (se trata del castigo con que YCRT viene amenazando a sus trabajadores desde la huelga de mayo del ‘95). Lo increíble, además, es el hecho de que la producción no depende de los trabajadores, sino de la organización operativa de la empresa. ATE ha firmado como si la empresa estuviera bajo su dirección, haciéndose cargo de cumplir la producción en nombre de los trabajadores.

El Acta en cuestión ha sido firmada sin consultar a los mineros, en momentos en que la empresa ha publicado listas de despidos que incluyen a unas 250 personas, entre trabajadores afectados en su salud, obreros a los que les falta poco para jubilarse y personal que simplemente “no está en los planes de YCRT”, según lo manifestado por las autoridades de YCRT, a quienes se invita a tomar el “retiro voluntario”. En esta última categoría de “indeseables”, están varios de los principales dirigentes y activistas de la ocupación de la mina de hace dos años. No es casual que ni se mencione en el acuerdo la situación del ex dirigente de ATE, Luis González, quien ha sido despedido precisamente en abierta violación de la conciliación obligatoria.

El Acta implica un compromiso de paz social, que es continuidad del compromiso que ha pactado la dupla Rivolta-De Gennaro con el gobernador de la provincia.

Para aplicar su plan de ajuste, la empresa ha invitado a ATE y ATE ha aceptado, integrar una Comisión Empresa-Gremio, en medio de la ofensiva empresaria más cruda desde que se instaló la concesión. ¿Qué tiene que envidiarle ahora De Gennaro a los popes de la CGT, integrados al Consejo del Trabajo y el Empleo?

El abandono de la lucha como método para defender los derechos sociales, ha llevado a la dirección degennarista de ATE a su completa descomposición como dirección obrera.

Se impone rodear de solidaridad a los mineros ante la inminente crisis, para defender los puestos de trabajo y el futuro de la cuenca, comenzando por la reincorporación del compañero González.