Sindicales

29/8/1995|462

Hay que declarar a CTERA en estado de asamblea

Las recientes elecciones en CTERA fueron una suerte de colosal plebiscito.  Casi un 70% de los docentes empadronados se abstuvo de votar, lo que se eleva al 90% si se tiene en cuenta a la totalidad de los docentes en actividad.


Dentro de este marco, la lista Rosa, que representa a las tendencias anti-burocráticas, multiplicó su votación y ganó en Salta, La Rioja, Neuquén, Catamarca y en distritos como San Martín y Moreno, en el Gran Buenos Aires, y en la capital de Córdoba.


La colosal abstención ha puesto al desnudo el enorme vaciamiento sindical en que se encuentra CTERA e incluso la amenaza de su desaparición. Se ha llegado a este extremo como consecuencia de la política de completo sometimiento de la dirección frepasista a las exigencia del gobierno, del Banco Mundial y del clero, es decir del “plan” Cavallo. Los derechos y conquistas de los docentes han volado por los aires en menos de lo que canta un gallo, y esto ha ocurrido a pesar de la enorme movilización de su base, primero en la huelga del 88 y luego en las fenomenales movilizaciones contra la ley de educación. Este descomunal fracaso fue alcanzado con la complicidad de la “oposición” Azul y Blanca, que está magistralmente simbolizada en la designación de Garcetti como su candidato a la secretaría general. Si bien la Azul y Blanca llamó a la abstención cuando ya se estaban abriendo las urnas, es necesario tener presente que lo hizo para “despegarse” de su responsabilidad en el desastre y con una proclama que convocaba a la dirección marysanchista a una “negociación” global de puestos.


Marta Maffei, la candidata “electa”, perdió en su provincia, Neuquén, mientras que el “opositor” Garcetti perdió en la suya, Mendoza, el único distrito en donde su lista no llamó a abstenerse. Donde los conocen no los quieren.


El cuadro sindical expuesto por las elecciones es de un estado de coma. ¿Qué remedio procura encontrarle la burocracia celeste? Pues nada menos que acentuar las características de aparato de la CTERA, mediante el establecimiento de un “plenario de secretarios generales”, que serviría para eliminar por completo el régimen de asambleas en los sindicatos de base. Se procura ocultar el desastre y que no trascienda la noticia de la agonía, matando al mensajero —los afiliados.


El vaciamiento de CTERA tiene lugar en un momento en que el derrumbe del “plan económico” está llevando a la lucha a crecientes contingentes de trabajadores. Los despidos masivos, el incremento de la explotación en los lugares de trabajo y la reducción de los salarios están promoviendo una ascendente movilización popular. La falta de perspectiva general de la política oficial o los pronósticos de una recesión prolongada, también van soliviantando a las clases intermedias que se habían beneficiado con la expansión especulativa de los créditos.


Es decir que “estamos mal y vamos peor” y que la política oficial en materia educacional no podría ni siquiera realizar lo que promete. La crisis presupuestaria en la provincia de Buenos Aires añadirá en poco tiempo más un nuevo foco, grande, de gran conflicto social y político.


¿Cómo deben hacer frente los activistas docentes y todos los que defienden realmente la existencia y vigor sindicales de CTERA, a esta situación que combina el  vaciamiento sindical y la agudización de los  conflictos y de las luchas? Cualquiera sea el color de un activista docente, el problema que está planteado es objetivo, es decir que está impuesto por la realidad y no puede ser adjudicado a una lucha de tendencias.


CTERA debe ser declarada en estado de asamblea para encarar los dos problemas planteados, el del vaciamiento y el de la necesidad de la lucha. Estado de asamblea significa convocar a un congreso de delegados elegidos en asambleas de base, para discutir un plan de lucha y reorganizar al gremio sobre nuevas bases de independencia de clase y de democracia sindical. El actual estatuto-cárcel de CTERA ya ha demostrado que sólo sirve al vaciamiento sindical.


El gran problema de los docentes son los despidos y el alargamiento de la jornada de trabajo en un cuadro de impresionante miseria salarial. El Banco Mundial ha designado a las partidas docentes dentro del presupuesto de educación, como una variable cuyo ajuste lograría liberar un 30% de sus actuales fondos para pagar la deuda externa. La violencia que esto significa la mide la reacción del clero, que está sacando a la gente a la calle para defender sus subsidios, los cuales tienen por base las nóminas salariales.


El gran eje de un plan de lucha se encuentra, de este modo, ya definido por la realidad: defender el estatuto docente contra los despidos y la flexibilización laboral, y reclamar un inmediato aumento salarial, del 50%. La plata para financiar estos reclamos se encuentra en la “caja negra” que representa la deuda externa y en las innumerables “cajas negras” de los Cavallo y los Yabrán.


Lograr que se declare el estado de asamblea de CTERA parece difícil y hasta remoto, pero, bien mirado, no lo es tanto. En las provincias y distritos donde ganó la Rosa existe ya una base de compañeros para impulsar este reclamo: las direcciones Rosa de Neuquén capital, de La Rioja y del departamento de San Lorenzo, Santa Fe, deberían encabezar la reivindicación y establecer un frente común. En Córdoba, el estado de movilización gremial favorece también una campaña que serviría para romper el aislamiento de la lucha cordobesa en el plano nacional.