Sindicales

11/5/2006|945

Hospital Francés

Preparando el nuevo round


Los trabajadores del Francés han empezado a cobrar los sueldos atrasados.


 


El secretario de Hacienda de la Ciudad de Buenos Aires, Nielsen, se negaba a firmar el decreto que habilitaba los pagos. Una gran movilización lo hizo retroceder: arrancó a la mañana con una marcha a la Jefatura del Gobierno de la Ciudad, que se extendió durante varias horas. Una nueva movilización se organizó al día siguiente frente a la Secretaría de Salud porteña. Había plena conciencia de que todo el circuito que conduce al cobro debía estar bajo la vigilancia y supervisión directa de los trabajadores.


 


Mientras tanto, en las puertas del Francés tuvo lugar un acto público. Se destacó la presencia de las delegaciones de hospitales que ocuparon la tribuna y denunciaron la situación en sus respectivos centros de salud. Hicieron uso de la palabra compañeros del laboratorio Columbia, que enfrentan un vaciamiento de la empresa; del Británico, que enfrentan despidos; del Italiano, del Ramos Mejía y del Garrahan.


 


Lo que viene


 


Pero el Hospital Francés sigue deteriorándose. Los médicos no han cobrado. El dinero que supuestamente quedaría liberado de embargos sigue trabado en el concurso; la promesa del interventor de que se utilizarían esos fondos para normalizar el pago a los médicos ha quedado en el aire. Tampoco hay ninguna señal del compromiso de Alberto Fernández de entregar un fondo para hacer frente a los honorarios médicos. En consecuencia, los residentes han comenzado con paros, siguiendo los pasos de los médicos de planta.


 


Esto vuelve a poner sobre el tapete la cuestión apremiante de cómo se va garantizar en las próximas semanas el funcionamiento del Hospital. Todavía los trabajadores están lidiando con los sueldos atrasados y ya se viene el mes de abril. La recaudación del Francés apenas alcanza a cubrir, en la actualidad, una parte reducida de las erogaciones básicas. La ecuación, obviamente, no cierra; el Estado tiene que poner los fondos para hacer frente a los salarios e insumos imprescindibles mientras se avanza en una salida de fondo.


 


La segunda cuestión es, precisamente, esa solución definitiva. El interventor ha manifestado que hay “demasiados médicos y demasiados trabajadores auxiliares”. Estas afirmaciones son funcionales al proyecto de armar una nueva estructura privada. Si uno se atiene a las declaraciones de Alberto Fernández o a los adelantos del interventor, se buscaría convertir al Francés en una corporación con el capital privado. Una de las alternativas en danza consistiría en transformar al Francés en prestador de servicios para las obras sociales sindicales. Las mafias enquistadas en las distintas áreas (la Sociedad Filantrópica y los negocios que están estructurados alrededor de ella, empezando por los kioscos y servicios tercerizados) están a la expectativa para ver qué tajada pueden sacar en una reorganización del Hospital. La estructura responsable del vaciamiento sigue en pie, y el interventor no adoptó ninguna medida al respecto.


 


El problema que precipitó la crisis no reside en el excesivo costo laboral sino en un desfalco financiero, en el cual está implicado directamente el Grupo Bapro, uno de cuyos directivos era nada menos que Alberto Fernández. El Francés fue durante muchos años altamente rentable, una verdadera vaca lechera en torno a la cual se organizó una suerte de asociación ilícita que usufructuó la estructura del centro sanitario. Lo que sobran en el Hospital, por lo tanto, son los vaciadores. Lo que se plantea es poner fin a los kioscos y los servicios tercerizados, y proceder a reorganizar el Hospital sobre nuevas bases.


 


“Sobran” médicos y trabajadores si el Francés queda reducido a atender una cartera restringida de asociados en condiciones de pagar (en la actualidad quedan menos de 40.000, una merma espectacular con relación a los 150.000 que llegó a tener en su momento de esplendor). No ocurriría lo mismo si el Francés fuera integrado a la red de hospital públicos, donde hay una demanda insatisfecha. El Francés podría dar una atención preferencial a sus asociados mientras abriría el resto de su capacidad instalada al conjunto de la población.


 


En lugar del lucro y la voracidad empresaria, que es lo que ha fracasado y llevado al colapso actual, hay que estructurar al Hospital sobre un nuevo principio, privilegiando los intereses de la población trabajadora. En el Francés se enfrentan dos principios opuestos. El que promueve el gobierno kirchnerista y el que alientan los trabajadores.