Sindicales

6/7/2006|953

Hospital Francés: Comenzaron los despidos

Los trabajadores, nuevamente en lucha


La intervención del Hospital acaba de despedir a uno de los activistas reconocidos. Se habla incluso de otros despidos en carpeta. Al compañero se lo acusa de haber hecho abandono de trabajo en el horario en que se estaba realizando una radio abierta en repudio a la causa penal que se ha iniciado contra trabajadores del Francés. Quienes promueven estas causas, tal como lo denunciamos en las páginas de Prensa Obrera, son los mismos vaciadores, funcionarios y jefes de servicios que trataron de retirar del Hospital equipos e instrumental cuando el Francés estaba en el punto más alto de su crisis.


 


La intervención, poco a poco está mostrando su hilacha. En lugar de separar de sus funciones a jefes como Morelli (Nefrología) e iniciarles causas a ellos, ha desatado una persecución en regla contra el activismo. Previamente a la realización de la Radio Abierta, la intervención hizo conocer su desagrado. Al interventor kirchnerista no le gustaba la idea de que su imagen y la del gobierno quedasen escrachadas ante los medios.


 


Esta caza de brujas no puede disimular la incapacidad de la intervención para reactivar al Hospital. A fin de este mes, la intervención ha terminado de completar el pago del mes de mayo. Ya se viene encima el sueldo de junio; del aguinaldo no hay señales. En peor situación aún están los médicos. Este pago a cuentagotas, que agrava los atrasos, vuelve a colocar a la orden del día la cuestión del futuro del Hospital. ¿En qué situación estamos parados? Si nos guiamos por las palabras del doctor González, nuevo director general, en la actualidad habría 28.000 asociados. A razón de 90 pesos por mes (y siempre que todos pagaran) habría una cobranza de 2.600.000 pesos, que apenas alcanza para hacer frente al PMO y los insumos fundamentales.


 


El propio González se vio obligado a reconocer en la reunión con los delegados que hay un déficit. Barajó tramitar una donación de la Embajada de Francia, alguna ayuda del gobierno o la devolución de un dinero que el Banco Provincia le debe al Francés. Todas estas alternativas están en el aire. Estamos ante una gran improvisación.


 


¿El interventor pretende resolver esta incapacidad atacando a los trabajadores?


 


Todo indicaría que es así. La caza de brujas apuntaría a recortar salarios e incluso a promover retiros voluntarios y modificar y flexibilizar las condiciones de trabajo. Coincidentemente con el despido, la sindicatura dio a conocer un edicto que posterga por 30 días los plazos fijados por el artículo 20 de la Ley de Concursos (que es el que faculta a la patronal a negociar con el sindicato un convenio de crisis). La intervención viene esquivando un compromiso sobre el pliego de reclamos presentado por la Comisión Interna. Ese pliego incluye un conjunto de reclamos esenciales: el pago al día de los salarios, la estabilidad del personal, la defensa de las condiciones de trabajo, la no aplicación del artículo 20 del concurso, el desmantelamiento de las tercerizadas, el funcionamiento de una comisión fiscalizadora.


 


El hecho de que el interventor pretenda hacer ahorros a expensas del personal está lejos de sacar al Hospital de la crisis. La crisis del Francés no se origina en el costo laboral sino en el costo empresario, o sea en el desfalco financiero.


 


Por otra parte, si como lo afirma el doctor González, el Francés debería recurrir a la ayuda gubernamental, ¿por qué se empecina la intervención en mantenerlo como una fuente de lucro privado? ¿Por qué los fondos públicos deberían ser utilizados para preservar una estructura privada, encima, agotada? ¿No sería más racional incorporarla a la red de hospitales públicos que, como lo ha revelado la reciente crisis hospitalaria porteña, enfrenta una demanda insatisfecha?


 


En síntesis, la política de la intervención no es salida.


 


Llamamos a apoyar la lucha del Francés. Los compañeros son conscientes de la situación y han iniciado un plan de lucha hasta arrancar la inmediata reincorporación del compañero y el cese de la persecución sobre el activismo.