Sindicales

11/12/2008|1067

Hospital Garrahan

La ruptura de la Lista Roja

Las elecciones para renovar la Junta Interna de ATE en el Hospital Garrahan fueron precedidas por la ruptura de la Lista Roja, que dirige la Interna. En 2005, esta lista encabezó la gran lucha en defensa del hospital público y por un salario equivalente a la canasta familiar, en oposición a la burocracia de ATE.

La tradición de lucha de la Roja ha sido desvirtuada por la facción que encabeza Gustavo Lerer. En los últimos tiempos, varios integrantes de la Roja han sido objeto de diversas provocaciones y hasta agresiones físicas por parte del grupo de Lerer. Varios de ellos se retiraron de la agrupación, como resultado de estos manejos. En el caso de la agrupación Naranja, que integraba la Junta Interna, se montó una verdadera campaña de provocaciones y amenazas de expulsión de la Lista.

En verdad, las agresiones encubrían una política sin norte. A propuesta de Lerer, la Junta Interna llegó a carnerear los paros de ATE, con el argumento de que la burocracia “había saboteado la lucha de 2005”. Es propio de sectas confundir a una dirección gremial con las necesidades de los trabajadores. Pero, además de ello, la ausencia de una política y una agenda de lucha hacia el hospital llevó a un estancamiento gremial de ATE, que se tradujo en un avance de la patronal y en el reforzamiento de UPCN y Sutecba, carneros de la huelga histórica. Todas estas orientaciones fueron cuestionadas por la Naranja al interior de la interna.

En vísperas de las elecciones de interna, la Naranja se opuso al criterio de Lerer, que propugnaba la selección “abierta” de candidatos mediante el voto por urna. En cambio, impulsó la elección directa de todos los cargos mediante asamblea, que es el método de la clase obrera, evitando el manoseo y las manipulaciones. Aunque se impuso el criterio de Lerer, muy pronto quedó confirmado que la “interna” se había transformado en un campo de intrigas, contra los compañeros de la Naranja y otros. La situación llegó al colmo cuando, con argumentos pueriles, se intentó impugnar a los precandidatos Naranja.

Buscando evitar la fractura, la Naranja planteó la necesidad de una crítica pública de ese accionar destructivo. Ante la negativa de los responsables, la agrupación consideró agotada esa experiencia, decidiendo presentarse a elecciones de manera independiente.

En pocos días, se armó una lista con más de 30 candidatos con base en Enfermería. Se sorteó una maniobra proscriptiva de la burocracia de ATE, que impugnó candidatos por no contar con el año de antigüedad de afiliación (¿Y el fallo de la Corte, señores de ATE?).

La lista planteó la necesidad de un cambio de rumbo, llamando a luchar por el salario, por la mejora en las condiciones de trabajo, en un verdadero régimen de democracia sindical.

El resultado electoral favoreció a la Lista Roja (241 votos), seguida por la Verde-Negra (fracción ultra kirchnerista de la burocracia, 89 votos). El frente armado por la Naranja obtuvo 51 votos, que serán el punto de partida para el reagrupamiento de un activismo que busca recuperar el programa y los métodos de la gran lucha de 2005.