Sindicales

23/3/1993|385

Huelga general en Río Negro

Una huelga general de la docencia de Río Negro ha impedido el comienzo de las clases. El paro es masivo en todas las localidades. El Congreso del gremio votó el “no inicio” y un básico de 450 pesos; la anulación de la reducción de las horas cátedra; y la reapertura de las secciones de grado y de jardín clausuradas por el gobierno. La educación ha sido salvajemente atropellada por el gobernador Massaccesi.


En varias localidades se están organizando fondos de huelga, radios abiertas y “mesas de concientización”. En Bariloche, los estudiantes montaron un campamento de solidaridad frente al centro cívico. En Cipolletti, se han convocado asambleas populares y se prepara una gran marcha provincial. Los padres, que el año pasado encabezaron la lucha a través de la Coordinadora Provincial, apoyan la huelga, y hasta la esposa del gobernador tuvo que ir a una asamblea como “madre” para pedir cínicamente “mayor reflexión y diálogo”.


El gobierno está empeñado en quebrar la huelga luego de ofrecer un insignificante 17% de aumento (que representan 20 o 30 pesos). Amenazó con descontar los días de paro, intimó a los directores a identificar a los huelguistas, e incluso envió a algunos policías a las escuelas para “indagar el estado de la huelga”.


La lucha educativa puede transformarse en un canal de reclamos de todos los trabajadores en la explosiva situación de la provincia. En Sierra Grande, por ejemplo, el acto popular por el “no inicio” derivó en la toma del municipio y en un mitín de protesta contra la liquidación de Hipasam. Además, los obreros de la fruta están en conflicto por mejoras salariales.


El movimiento repite la pujanza que tuvo el año pasado, cuando por iniciativa de los padres alcanzó en la provincia una amplitud sin precedentes. Los dirigentes marysanchistas del gremio pretendieron concluir el ciclo lectivo anterior cerrando el capítulo de la lucha educativa. Con este objetivo se pronunciaron por conceder en 1993 “un año de tregua” al gobernador. Pero el redoblado ataque que lanzó Massaccesi contra la educación imposibilitó la tregua, que buscaron los dirigentes de la UNTER e impuso el inicio de la lucha actual.


Todas las iniciativas de lucha en curso centralizadas en un comité provincial de movilización, que organice la solidaridad de padres y alumnos deben apuntar a perfilar una dirección alternativa al marysanchismo. Este es el único camino para imponer las reivindicaciones docentes y derrotar al hambreador Massaccesi.