Sindicales

20/6/1995|452

Huelga general hasta que nos paguen

La crisis cordobesa ha pasado al centro de la crisis nacional. La provincia está naturalmente parada como consecuencia del atraso de hasta tres meses en el pago de los salarios a empleados públicos, docentes y jubilados y de las suspensiones masivas en las plantas automotrices y en la industria metalúrgica en general; la UOM advirtió que la situación se agravará el mes próximo de acuerdo a lo que les informa la patronal de las fábricas terminales de automotores. Para completar el cuadro, Fiat “retrasó” su radicación en Córdoba, dejando en banda a los 300 trabajadores; la construcción ha despedido a dos mil obreros en los últimos meses, la Lockheed prevé dejar a 900 trabajadores del Area Material en la calle.


Los paros y acciones de los trabajadores tienen paralizado a todo el aparato del Estado (salud, educación, justicia). Y la movilización de los universitarios contra la sanción de la ley de Educación Superior se ha agregado al panorama cotidiano de marchas y concentraciones de los estatales. El anuncio de que el gobierno pagaría con bonos los salarios atrasados (que llevarían a una quita directa de más del 50%, según los cálculos más optimistas) y de que impulsaría el descuento de dos días de trabajo a todos los agentes del Estado provincial, ha llevado a un alza de la lucha de los estatales. La UEPC (docentes) se vio obligada a levantar una tregua de 15 días y la burocrática Coordinadora de Gremios Estatales se vio obligada a convocar a un paro activo del sector para el martes 21.


La situación de Córdoba es una expresión descarnada del derrumbe del “plan” Cavallo.


¿Salida?


La burguesía tiene un planteo de salida: “privatizar” la banca provincial, la electricidad y el agua, a cambio de una financiación del Fondo Fiduciario y alternativamente del Banco Mundial. Con este dinero se salvaría a algunos capitales de la bancarrota y se restablecería el crédito. Pero los empleados públicos deberán cobrar en papel pintado, se producirán despidos masivos y se reducirán los salarios y las jubilaciones. Los trabajadores de la industria automotriz deberán esperar a que mejore el mercado.


Pero este programa no lo puede impulsar el debilitado gobierno de Angeloz. La subida anticipada del gobernador electo, Mestre, se encuentra dificultada por las trabas que pone Cavallo a cualquier plan que no incluya la entrega del Banco Provincia a un hombre suyo. La crisis provincial y la nacional se entrelazan


¡Salida!


Pero la crisis económica y el empantanamiento político de la provincia se agravan por la política paralizadora de la burocracia sindical. La plata para pagar a los trabajadores se encuentra en los Tesoros de la nación y de la provincia, pero se destina a pagar la deuda externa y los jugosos sueldos de la alta burocracia del Estado o los subsidios a los diversos aparatos del clero, desde la educación privada hasta los organismos de asistencia social. Bastaría un paro general y una inmediata huelga general, para que los gobiernos de la nación y de Córdoba pusieran toda la plata sobre la mesa. Todo depende de la decisión política de no pagar la deuda externa ni los “ñoquis”  reales, y esa decisión política, el movimiento obrero sólo puede imponerla por la fuerza.


Pero conjuntamente con lo anterior, el movimiento obrero debe contraponer su salida a la hambreadora del gobierno. No pagar la deuda externa y un plan de medidas económicas para reactivar la economía bajo la dirección de la clase obrera y en función de sus prioridades, debe ser el planteo que los trabajadores pueden realizar a partir de un congreso de delegados de base y en el marco de un plan de lucha. Si se mira con un poco de cuidado, se ve fácilmente que sólo la clase obrera puede dar una salida a la crisis automotriz, ya que tanto los planteos de Cardoso como de Cavallo apuntan a concentrar a la industria de autopartes en pocas manos, reducir la masa de trabajadores y darle con todo a la “flexibilidad laboral”. La posibilidad de un planteo común de los obreros del Mercosur contra Cardoso y Cavallo, es decir, contra sus mandantes, los pulpos automotrices; esa posibilidad nace casi sola de los propios hechos y de la política de los capitalistas. Las necesidades de equipos de transporte son inmensas para los países del Mercosur; sólo bajo el capitalismo la producción de esa industria aparece sobrante. Reivindiquemos el funcionamiento industrial a pleno bajo control obrero y llamemos a los obreros de todo el cono sur a emprender el mismo camino y a unificarnos en un plan industrial único por encima de las fronteras.


Huelga general hasta que paguen. Plan económico y político elaborado por un congreso de trabajadores.


La vanguardia de los obreros de Córdoba puede ya dar pasos prácticos en la dirección mencionada. Puede convocar a plenarios y conferencias regionales que impulsen los pronunciamientos por la huelga general y la elección de delegados, y debe lanzar ya una propuesta de plan obrero alternativo.


Este es un camino de salida, real y popular.