Sindicales

19/8/2020

JetLimp: “Las tenés que hacer echar… tenés que convencerlas, cogerlas, violarlas”

Misoginia capitalista a la orden del día.

Estos últimos días trascendió una denuncia a la tercerizadora de limpieza JetLimp, por las brutales condiciones de violencia y explotación a las que las trabajadoras son sometidas diariamente. Precarización, incumplimiento de licencias, denigraciones y violencia verbal: los audios que se filtraron pintan de cuerpo entero al régimen de aprietes y violencia psicológica reinante en la empresa.

Jetlimp es una tercerizadora de limpieza y fumigaciones, que ofrece servicios en grandes cadenas de supermercados como Coto, Vital, Dia%, Jumbo, Cencosud, Wallmart, Easy, en el shopping Alto Palermo, en sanatorios como el Otamendi y la Clínica del Sol, e incluso en el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y la Procuraduría de la Nación.

A partir del reclamo de una trabajadora con la enfermedad crónica de Chagas, por una licencia médica no reconocida por la empresa, se filtraron audios entre gerentes y supervisores revelando el nivel de maltrato ejercido hacia sus empleados en general y hacia las mujeres en particular. En los audios queda en evidencia cómo la tercerización laboral se instituye en un mecanismo de precarización y violencia que golpea de manera directa a las trabajadoras, que son hostigadas y amenazadas si piden licencias médicas o para cuidar a sus hijos menores a cargo. La cadena vertical de presiones, de superexplotación y de alto contenido misógino, baja desde la gerencia y se replica en la respuesta de los propios encargados con las mismas connotaciones de violencia hacia las empleadas de la empresa. La gerente de recursos humanos hace lo propio y manda audios burlándose de un accidente laboral y dejando en claro que no existe para las trabajadoras de esa empresa el derecho a la ART o a la licencia médica.

“Ella sale de ART, de licencia o lo que sea, ella sabe que está afuera […] Andá al kiosco, comprá una gotita y pegásela en la cara a la idiota esa”.

La orden del ejecutivo es clara: que trabajen las 8 horas y si se enferman, se lastiman o tienen un inconveniente, se quedan afuera. Las patronales descargan la crisis en la clase obrera, vulnerando flagrantemente sus derechos y conquistas.

Pero además, resulta que ante la pandemia de Covid-19, Jetlimp empezó a ofrecer servicios de desinfección en clínicas y supermercados donde circula el virus, obligando a concurrir al personal bajo amenazas de despido, y desconociendo el derecho a la licencia para quienes pertenecen o conviven con grupo de riesgo o tienen menores a su cuidado. Incumple el ya precario convenio laboral de maestranza.

“Yo necesito que cumplan la carga horaria. Poné a las mujeres a fregar con una mopa. No se les va a caer el útero ni la matriz por usar una rotativa”.

Mari, trabaja en la empresa hace 10 años, tiene artritis y enfermedad de Chagas. Al comienzo de la cuarentena le recomendaron licencia por ser paciente de riesgo, presentó certificado médico y la respuesta fue un telegrama amenazando con despido con causa si no se presentaba. Tras meses de no percibir el salario, no poder cobrar el IFE ni la asignación familiar porque la empresa no le dio la baja, decidió tomar acciones legales por los sueldos impagos.

La semana pasada el juzgado nacional de primera instancia en lo laboral N° 50, a cargo de Horacio Ojeda, falló a su favor. JetLimp tendrá que pagarle todos los sueldos “que no fueron pagados desde el inicio de la cuarentena con el argumento que su enfermedad no estaba incluida en el listado de la Resolución MTEySS 207/2020”.

Esto impulsó a las empleadas de JetLimp a agruparse y algunas se presentaron ante la Justicia Laboral para denunciar al gerente por maltrato, discriminación y misoginia, adjuntando los audios, algunos de ellos difundidos por el portal de Cosecha Roja.

“¿Tenés mujeres? Hacelas fregar. Sino las tenés que hacer echar […] Con los encargados tenes que hacer convencerlas, cogerla, violarla, manosearla, hace lo que quiera Luis, pero las minas tienen que salir de ahi renunciando”.

Las reiteradas referencias al acoso y la persecución como mecanismos para negar derechos y forzar renuncias, dan cuenta de la miseria de este sistema en toda la línea: en una etapa de franca descomposición del capitalismo, la tercerización y la precarización laboral como artilugios con los que en el sector privado y en el público, se avanza sobre las conquistas históricas del movimiento obrero, arrasando con sus convenios y derechos más elementales como son la estabilidad laboral y el derecho a las licencias.

Las alusiones permanentes de las trabajadoras colocándolas en el último eslabón de la cadena de explotación y tratándolas como personal descartable, profundizan además los mecanismos de doble opresión que sistemáticamente viven las mujeres de la clase obrera y que el capital utiliza para obtener mayores beneficios, abaratar la fuerza de trabajo y garantizar su reproducción.

“¡Que se muera en el servicio!”.

Es urgente señalar la responsabilidad del Estado en la perpetuación de estas graves condiciones a las que las empresas someten a trabajadoras y trabajadores, y que en este caso es más grave aún, ya que son también trabajadorxs tercerizadxs -como señalamos anteriormente- del propio Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y la Procuraduría de la Nación. Es decir, el propio Estado, que en una de las peores crisis que atravesamos en la historia prioriza el pago de deuda a los especuladores del capital financiero por encima de las necesidades de la población trabajadora, es el que se beneficia en este caso de manera directa de estos mecanismos de aprietes y precarización. Es importante señalarlo, ya que al igual que en tantas otras problemáticas, es una cuestión de voluntad política -y la orientación de clase que esa voluntad defiende.

Desde el Plenario de Trabajadoras y el Partido Obrero, repudiamos los abusos y maltratos a las trabajadoras de JetLimp, y acompañamos su reclamo por que se respete el derecho a las licencias, a trabajar en un ambiente libre de violencia y el pago completo de los salarios. Exigimos además que se garantice la estabilidad laboral a lxs compañerxs, y salario igual a la canasta básica familiar. Basta de violencia hacia la mujer. Basta de tercerización y precarización laboral.