Sindicales

5/3/2021

HIDROVÍA

La alianza de Schimd y Yofra: un acuerdo regresivo

El proceso se gestó a espaldas de los trabajadores aceiteros y portuarios, sin programa ni plan de acción.

El secretario general del gremio de Dragado y Balizamiento y conductor de la Fempinra –federación que nuclea a distintos sindicatos portuarios-, Juan Carlos Schmid, y el secretario general de la Federación Aceitera (Ftciodyara), Daniel Yofra, dieron a conocer la conformación de una Confederación Sindical en el complejo agroexportador del comercio exterior argentino: una alianza de los sindicatos que intervienen en la Hidrovía del río Paraná, sin programa, plan de acción, ni participación obrera.

Esta alianza es quizás el resultado inmediato de la crisis de la concesión de la Hidrovía, por donde pasa el 80% de las exportaciones argentinas, que caduca el 30 de abril, cuya próxima licitación aún no se ha presentado.

Con un escaso programa, que solo se limita a enunciar como objetivo “garantizar la distribución del ingreso y la soberanía Nacional, en el marco de la Unidad de la Clase Trabajadora, recomenzando un proceso que garantice la Soberanía alimentaria y la Justicia Social”, la alianza no supera los marcos de un acuerdo de conveniencia, con consecuencias negativas para los trabajadores.

Detrás del acuerdo

Quien más sale beneficiado con la conformación de esta alianza es sin dudas Schmid, quien tras su distanciamiento de Hugo Moyano ha visto mermar su influencia sindical y, fundamentalmente, su poder en las alianzas y reagrupamientos de la burocracia sindical.

Es lo que ocurre en la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT), donde podría ser desplazado prontamente por el moyanismo; o incluso en los movimientos de cara a una eventual renovación de la dirección de la CGT.

El armado de otra confederación al estilo de la CATT busca el propósito de seguir sumando sellos que, en los hechos, sirven para paralelizar a una devaluada CGT, en la lucha intestina de la burocracia por imponerse sobre las múltiples tendencias y camarillas existentes. Recordemos que la CATT fue una de las impulsoras de la creativa modalidad de “parar en los días feriados”, bajo el gobierno de Mauricio Macri.

En el terreno portuario, Schmid también viene perdiendo lugar. Una ruptura al interior del sindicato de güincheros –alineada al moyanismo- amenaza con virarle el sindicato más numeroso de su armado en el Puerto de Buenos Aires y alrededores.

Ninguna perspectiva para los trabajadores

Otro dato que no deja de ser menor es que mientras el gremio aceitero viene de protagonizar una enorme lucha, con un fuerte activismo, que logró torcerle el brazo a las multinacionales exportadoras, la conducción de Schmid al frente de la Fempinra no tiene poco y nada que aportar a este terreno.

Es que se le conocen escasas acciones. Cuando el gobierno de Macri impulsaba la reestructuración privada del Puerto de Buenos Aires con la licitación de una sola operadora portuaria, Schmid evitó cualquier acción de lucha, conformándose con una Carpa de la Dignidad. Algo similar a lo que ocurre ahora con el fin de la licitación de Terminal 5, para lo que ni siquiera ha desempolvado la carpa.

Tal es así su tradición que en 2017 fue parte del triunvirato cegetista que fue “victima” de la expropiación del atril histórico de la central, por parte de un activismo obrero que reclamaba medidas de acción y el paro contra el ajuste.

La crisis de la concesión de la Hidrovía pone en cuestión la situación laboral de unos 800 trabajadores de Dragado y Balizamiento, además de tirar por la borda la expectativa por la creación de cientos de puestos de trabajo con la obra del canal de Magdalena, que fue deslindada del proceso de la Hidrovía. Schmid ha hecho muy poco al respecto, acatando la conciliación obligatoria del gobierno.

Para Yofra este acuerdo podría significar la solidificación de su vínculo con el gremio de Urgara, el cual integra la Fempinra y que ha sido muy activo en el reciente conflicto aceitero. Sin embargo, el costo de esta alianza es más que elevado: Schmid no parece ser el mascaron de proa, sino más bien el ancla de este barco. Dicho de otra manera, será un factor de desmovilización de los trabajadores.

Esta alianza consolida el desplazamiento de Yofra hacia la burocracia sindical, ya que acuerdos de este tipo nunca vienen exentos de condicionamientos, que bajo el pretexto de la “unidad” y los “cuerpos orgánicos” se convierten en un factor contra la iniciativa obrera.

Primera señal de esto es la ausencia de cualquier proceso de deliberación de los trabajadores que lleve a un acuerdo de estas características, de allí que el mismo no cuente con programa alguno y que pesen sobre el las contradicciones de acuerdos preexistentes –como el Yofra con Moyano.

La coordinación e integración del movimiento obrero debe ser sobre la base de una amplia deliberación en los lugares de trabajo, con asambleas y mandatos de base, sobre la base de un programa claro, que en esta etapa no puede eludir la tarea de enfrentar la ofensiva antiobrera del gobierno nacional, que busca entregar los recursos nacionales (como la Hidrovía) y liquidar las paritarias, de camino al pacto con el FMI.