Sindicales

3/8/2000|675

La asamblea general y el plan de lucha no pueden esperar

Cuando hace seis semanas los técnicos de Ezeiza pararon durante 3 horas un avión de Iberia en el que viajaba un directivo, comenzaba una nueva etapa de la lucha contra la liquidación de Aerolíneas Argentinas.


La medida había surgido de abajo, entre delegados y activistas de los técnicos, y por esta huella se ocupó la base en Ezeiza a fines de junio, durante 8 horas, ante un anuncio de atraso del aguinaldo. Durante esta acción surgió la iniciativa de realizar una movilización conjunta con los trabajadores de Aeroparque y el reclamo de una Asamblea General de todos los gremios de Aerolíneas.


Mientras la Directiva de APTA (técnicos) se borraba del corte de la autopista a Ezeiza, 600 trabajadores cortaban la Av. Riccieri y en Aeroparque tenía lugar, al mismo tiempo, otra movilización.


Semanas después, todos los gremios se movilizarían a la sede central de la empresa y al Ministerio de Economía para entregar un texto de rechazo al Plan Director. La iniciativa se resolvió en un congreso de delegados de todos los gremios, donde unos 170 representantes colocaron dos grandes temas políticos en debate: el rechazo a entrar en negociaciones acerca del convenio y la convocatoria de una Asamblea General para resolver la estrategia de los trabajadores y un plan de lucha (ver nota aparte).


Esto marcó una crisis de dirección en el conflicto. La Asociación de Pilotos no firmó el rechazo al Plan Director de los españoles y la mayoría de las direcciones se opusieron a ponerle fecha a la Asamblea General conjunta.


Manotazos


Según Clarín (25/7), “los españoles optaron por una tregua de 50 días para convencer a los empleados de aceptar un cambio en las condiciones de trabajo, rebaja salarial de hasta el 20% y retiro de 1.200 trabajadores”, refiriéndose al plazo hasta la próxima asamblea de accionistas el 15 de setiembre. Se trata, en realidad, de un planteo cuidadosamente pactado con el gobierno, que al mismo tiempo da curso a la “reestructuración productiva”, que autoriza despidos y rebajas de sueldos e incorpora un agregado ilegal de Flamarique que prohíbe cualquier medida de lucha de parte de los trabajadores.


Se trata de una conciliación obligatoria preventiva para enchufar el Plan Director. Tres gremios, los Aeronavegantes de Alicia Castro, APA de la CTA y APTA de los técnicos, han rechazado por vía jurídica esta imposición y distribuyeron un “plan alternativo” que independientemente de su mayor o menor viabilidad no podría ser impuesto sin una movilización a fondo que rompa el pacto entre De la Rúa y Aznar.


Salta a la vista que la dirección sindical perdió la brújula. Los trabajadores de Aerolíneas y Austral están en tiempo de descuento. Los próximos 40 días tienen que ser una formidable base de lanzamiento de una lucha donde Aerolíneas convoque a todo el movimiento obrero y a todas las organizaciones populares a defender la continuidad de la empresa, la defensa de los convenios por las conquistas de los trabajadores y la seguridad de los pasajeros, y la nulidad de todo despido y de toda rebaja salarial.


Una lucha que supone forzar la decisión política de dos Estados no puede ahorrar recursos. Inmediata Asamblea General y plan de lucha de los 7.000 trabajadores y sus familias que, de inmediato, se tiene que articular con Télam, con los estatales y con todo el movimiento obrero. Las centrales obreras deben ser forzadas a tomar esta lucha en primer plano.


Gran congreso de delegados de los seis gremios de Aerolíneas


El jueves 6 de julio, en un hecho inédito, se reunieron los delegados de base de los seis gremios de la actividad. Se rechazó el Plan Director de SEPI y sus propósitos de “rebaja salarial”, de “afectar jornadas, descansos, estructura de categorías, garantías de maternidad y ajustes de dotación”, como también los “retiros forzosos” y “jubilaciones anticipadas”.


El plenario anuló además dos párrafos que establecían una “disposición a negociar con la responsabilidad … que el texto legal obliga”. Luego se decidió la convocatoria a la Asamblea General de todos los gremios aeronáuticos, por unanimidad. Su fecha quedó en manos de las directivas, en contraposición a toda una fracción de delegados y algunos directivos que querían fijarla allí mismo, mostrando las enormes tendencias de la base a tomar las riendas de la lucha en sus propias manos, y también la desconfianza en la dirección. Efectivamente, al día de hoy no hay fecha ni sombra de la Asamblea General.