Sindicales

26/7/2007|1002

La base volvió a rechazar el preacuerdo

Crónica de la asamblea general de Foetra

Al llegar al microestadio, había un amplio dispositivo de control del ingreso. Sólo podían ingresar los afiliados, a pesar de que todos los trabajadores reciben el descuento “solidario” (compulsivo) para el Sindicato. Se negó el ingreso de los trabajadores tercerizados de las contratistas y subcontratistas. Tampoco permitieron entrar a los trabajadores de Atento (salvo los delegados).


En la Asamblea no había bandera de los edificios, sólo la de FOETRA. La única excepción era una que lograron hacer entrar los delegados de Atento. Reclamaba: “No se olviden de Atento”.


“El 25, la puta que lo parió…”


Al entrar al microestadio se podía escuchar el reclamo que bajaba de las tribunas: “El 25 la puta que lo parió, el 25, la puta que lo parió…”. El cantito hacía referencia al reclamo con que Foetra comenzó las paritarias: 25% de aumento. El preacuerdo que defendía la Directiva fijaba un aumento del 16% en cuotas.


Se palpaba la bronca. Durante toda la semana previa, la Directiva realizó un descomunal esfuerzo por ablandar a los compañeros para que aprobaran el preacuerdo. No dudó meter miedo recordando las amenazas de despidos, sanciones y suspensiones que habían hecho las empresas. En esa misma semana, la Directiva envió a las oficinas un folleto “informativo” que calificaba como “falacias” a las críticas del preacuerdo. Ese folleto fue muy mal recibido en las oficinas.


Al iniciarse la Asamblea General, la Directiva pudo comprobar que todo ese operativo había fracasado. Los compañeros seguían reclamando “el 25 la puta que lo parió…”.


Osvaldo Iadarola debió resignarse a iniciar la asamblea en medio de silbatinas generales.


Claudio Marín defendió punto por punto los términos del preacuerdo. La mesa hablaba sin límite de tiempo.


Justificaron las guardias mínimas pretendiendo desconocer que las empresas las utilizarían para quebrar las huelgas.


Justificaron la firma de los horarios rotativos con el argumento de que venían de la época de Entel… cuando las dotaciones eran muy superiores a las actuales.


Trataron de de hacer pasar las sumas que se cobrarán por única vez como parte del porcentaje de aumento salarial. La realidad es que el aumento real es del 11% del básico ahora y un 5% adicional que recién pasará al básico en marzo de 2008.


La mesa “olvidó” mencionar el rechazo del Plenario de Delegados, con más del 70% de los votos, al preacuerdo. Iadarola amenazó que si la asamblea votaba contra el preacuerdo, la Directiva realizaría un plebiscito, con urna y voto secreto, en 30 días.


Sergio Sosto, de la Directiva, defendió a ultranza el acta. Lo mismo hizo el resto de la “izquierda” del Frente Telefónico y de la Directiva de Foetra (el ya mencionado Marín, de la CTA; Cupeiros; Mario López del MIC; el MST). Todos con el mismo argumento: “es lo máximo que podemos conseguir”. Terminaron diciendo “esto no es un nuevo Atlanta”… algo que ya se murmuraba entre los trabajadores. Se referían a la Asamblea General telefónica realizada en Atlanta en 1990, cuando la dirección guillanista de Varone-Esquivel, contra la voluntad de la mayoría de los telefónicos, levantó la huelga general contra la privatización de Entel.


Contra el preacuerdo


Los oradores que criticaban el acta eran aplaudidos con entusiasmo.


Pablo Eibuszyc, de la Agrupación Clasista Telefónica, recordó el rechazo del plenario de delegados y las asambleas de base al preacuerdo, la lucha de los tercerizados, el mal acuerdo firmado en el último conflicto contra el tercerismo y el abandono de la lucha de los trabajadores de Atento. Fue el único que denunció que el preacuerdo estaba dentro del techo salarial establecido por el Gobierno. Por todas esas razones, Eibuzyc mocionó el rechazo del preacuerdo y la profundización del paro y las acciones de lucha.


Atlanta II


Nunca pudieron domar la Asamblea General. A pesar de las intervenciones reiteradas de la mesa, la mayoría seguía rechazando el preacuerdo.


La Mesa , previsora, había copado la parte delantera de la asamblea con sus partidarios. A la hora de votar, hizo levantar a esta gente para anunciar que el acta con Telecom había sido aprobada “por aclamación”. Inmediatamente, anunció que todas las medidas quedaban levantadas.


Esto desató la bronca de los compañeros que, habiendo apoyado a esta conducción durante años, terminaron viendo su pasaje a los peores métodos antidemocráticos y burocráticos. Esto motivó un gran repudio y una disociación de la base del gremio con la directiva como nunca antes había sucedido.


La historia de Atlanta, en otro nivel, se volvía repetir. Sólo que esta vez, sus protagonistas no eran los guillanistas sino los “nacionales y populares” y sus aliados de “izquierda”.