Sindicales

6/8/1998|595

La burocracia carnereó el paro

El 29 quedó claro que la burocracia sindical de Córdoba no quería el paro. Después de haberlo votado en el plenario de gremios del 13 de julio en Río Cuarto, los burócratas de la CGT y el Moas empezaron a trabajar contra el mismo. Miguel Díaz, secretario general de la CGT y de la UTA, salió a decir que no había condiciones para una medida de fuerza y que haber votado el paro había sido “una irresponsabilidad de algunos dirigentes”; también informó al plenario de delegados de la UTA que el gremio no pararía. Fue la presión de los trabajadores de Luz y Fuerza (que venían de liberar a cinco dirigentes con la lucha) lo que obligó a la CGT a resolver el paro a partir de las 10 de la mañana. La Uta sólo paró de 10 a 15; el Smata resolvió no parar; la UEPC se ‘atajó’ con el presentismo para justificar su inacción.


La burocracia actuó en función de las necesidades de Mestre, después de que los trabajadores de Luz y Fuerza habían hecho retroceder las tercerizaciones en Epec y, con esto, atrasar los planes gubernamentales para reventar el convenio y privatizar la empresa. Mestre tuvo que postergar (para el año próximo) la modificación de los estatutos docentes; Renault decidió dejar para ‘una mejor oportunidad’ la eliminación del pago de las horas extras con el proyecto de la ‘bolsa de horas’ (ver Prensa Obrera, nº 594) y dejó de lado su intención de modificar los horarios de descanso.


A pesar del boicot de la burocracia más de 2.000 trabajadores marcharon por las calles de Córdoba. Los trabajadores de los hospitales públicos se manifestaron masivamente por primera vez en seis años (al margen totalmente de la conducción del SEP); el contundente paro de cinco horas de los colectiveros fue una expresión de repudio a Miguel Díaz, sobre todo después de que acordó un aumento inferior en un 50% al que les correspondía por el aumento del boleto y para peor con presentismo.


El acto delató la división de la burocracia. Miguel Díaz, designado único orador, se retiró sin hablar por temor a ser abucheado. La Multisectorial de Córdoba y el Bloque de Gremios Cordobeses (en éste milita la CTA, relegada por la CGT y el Moas), realizaron luego su propio acto. El plenario de gremios convocado para el viernes 31, uno de cuyos objetivos era sellar la unidad del sindicalismo y la normalización de la CGT, fue levantado para que no ‘terminara a las trompadas’.


Los conflictos en Córdoba están a la orden del día. La lucha de los hospitales se ha fortificado; la patronal automotriz plantea nuevos despidos y suspensiones; Renault pretende ir a la carga con el convenio de Fiat en su planta. La tarea que tiene planteada la Multisectorial y el activismo es desarrollar agrupaciones clasistas. La organización del movimiento obrero reclama un Congreso de delegados elegidos por asamblea de fábrica, talleres, escuelas, oficinas y hospitales.