Sindicales

27/5/1993|392

La burocracia logró evitar una derrota aplastante del gobierno

Luego de 50 días, la huelga de docentes santiagueños fue levantada en base a un acuerdo que realizó la cúpula de la AESyA y el gobierno de Mujica, por el cual se lleva el básico del maestro de grado a 250 pesos a partir de mayo, se reconoce toda la deuda salarial y su pago inmediato, y se elimina el descuento de los días de huelga.


Este acuerdo está lejos de los 360 pesos de básico, que era el reclamo salarial que unificó a los diversos gremios de la docencia, y que había sido reconocido por una ley sancionada el 6 de abril por la Legislatura. En el acuerdo salarial, al básico anterior de 165 pesos se le incorpora el adicional de 60 pesos, haciéndolo bonificable (o sea que esto ya se venía cobrando), y se agregan 25 pesos de aumento neto. Sólo en este ínfimo aumento real se diferencia el acuerdo concretado por la burocracia de la AESyA del que había realizado Mary Sánchez una semana antes, y que había sido repudiado por la docencia, no acatando el levantamiento del paro proclamado por Ctera.


La burocracia de la AESyA, encabezada por Roberto Díaz, explotó las limitaciones del activismo (que no logró forjar una dirección alternativa elegida y bajo control directo de las bases en lucha), y por otro lado, el desgaste natural de una lucha que en 50 días fue torpedeada por todo el mundo, en especial por la burocracia de Ctera, por la CGT y el CTA provinciales, y por los representantes políticos patronales, como Zavalía, que apuntaron a la burocracia, reforzando su capacidad de maniobras.


El acuerdo por el cual se llegó al levantamiento de la huelga formó parte de un acuerdo político más general. El gobierno de Mujica acordó un pacto político de gobernabilidad con el senador Juárez (que es quien domina el aparato del PJ), promovido por el gobierno nacional, y luego de ello se procedió a un recambio general del gabinete. Sobre esa base, el gobierno nacional envió una ayuda extraordinaria de 2.500.000 pesos para atender las deudas salariales con la docencia. Un aspecto clave del acuerdo político fue “la decisión de la Cámara del Crimen de absolver de culpa y cargo a los principales dirigentes de la Agremiación de Educadores Santiagueños y Afines (AESyA)  por existir una situación de duda a su favor”  (El Liberal, 14/5).


La dirigencia de la AESyA estaba bajo proceso desde hacía más de seis años por diversas irregularidades cometidas en los comicios gremiales realizados en 1986.


Este acuerdo salarial fue aceptado forzadamente por la docencia, que levantó el paro, pero persiste un creciente descontento, como quedó testimoniado en el reclamo de retomar las medidas de fuerza planteado por numerosos docentes, ante el agotamiento de los fondos con los cuales se pagaban las deudas salariales. Es que 2.500.000 pesos sólo cubren una mínima parte de una deuda que suma más de 8.000.000 pesos, por lo cual el gobierno se ha visto obligado a reclamar el envío de nuevos fondos ante la posibilidad de que se reabra la huelga. De la misma manera generó un gran descontento el establecimiento de una cuota extraordinaria en favor del sindicato descontada de los aumentos acordados. Por otro lado, los sindicatos agrupados en la Intergremial (Sadop, Cidacems, Amet, Sindicato del Maestro, etc.) repudiaron el acuerdo de la AESyA y están negociando con el gobierno una serie de aumentos progresivos que lleve a fines de julio el básico a 360 pesos, y han amenazado con retomar las medidas de fuerza si no se otorgan esas mejoras. La dirigencia de estos gremios está reflejando en sus opiniones el descontento de las bases por el acuerdo salarial pactado, pero fue la propia dirigencia de la Intergremial la que contribuyó a ello, pues fue el sector que aceptó la conciliación obligatoria, adelantándose en los hechos al levantamiento del paro que posteriormente efectuó la dirigencia de la AESyA.


La tensión no se ha disipado, y dependerá de que el gobierno logre conseguir los fondos para pagar las deudas salariales y los sueldos en tiempo y forma. La situación requiere que la docencia haga un balance a fondo de esta extraordinaria lucha (la más importante de la historia de la docencia santiagueña) y prepare las nuevas luchas que enfrenten la política hambreadora y liquidadora de la educación pública de los gobiernos nacional y provincial, para lo cual la cuestión clave es contar con una dirección independiente a la cabeza del sindicato.