Tras una prolongada discusión sobre la Marcha Federal, el Congreso de la CONADU votó por amplia mayoría convocar a parar el 6 de julio.

La moción de reclamar la convocatoria al paro nacional a las organizaciones sindicales organizadoras de la marcha logró solamente un veinte por ciento de los votos. La mayoría de los delegados tampoco aceptó un reclamo para que la dirección sindical de la Marcha rompiera con sus aliados patronales.

Se votó constituir un fondo especial para apoyar la organización de las columnas.

Pero los problemas para la masividad de la marcha no son de plata. Surgen del copamiento de su dirección por organizaciones patronales que se dicen antimenemistas, pero que comparten con el gobierno la política de abaratar la mano de obra mediante la reforma laboral, destruir el sistema previsional, suprimir los impuestos a las empresas para recargarlos a los consumidores. Los gremios que han establecido esta alianza estratégica con la patronal opositora, convocan a una marcha en día hábil y en horario de trabajo sin decretar simultáneamente un paro, bajo la traicionera bandera de un “Un país para todos”.