Llamamos a cumplir en todo el país el cese de actividades de 15 minutos convocado por la CTA el jueves 16 de octubre, para repudiar los atentados criminales que pretenden frenar la denuncia del hambre que hoy se vive en nuestro país.

No podemos dejar de señalar, sin embargo, la insuficiencia de una medida que dura lo mismo que un recreo escolar, y que no permite ocupar masivamente las calles, precisamente en momentos en que entramos en una etapa recesiva signada por la mayor crisis financiera mundial de la historia (superior incluso a la del ’30) y la tremenda fuga de capitales que se verifica en la Argentina (desde junio de 2007 se fueron del país 23 mil millones de dólares).

Reforzamos el pedido a la CTA de un paro general de actividades, con una masiva movilización orientada a los centros del poder político nacional.

El hambre es un crimen, y al mismo tiempo, una denuncia sin atenuantes que apunta al corazón de la supuesta “redistribución [K] de la riqueza” en la Argentina, develando las mentiras oficiales y de sus acólitos.

Al mismo tiempo, denunciamos que Aníbal Fernández, ministro de la administración Duhalde en ocasión de los asesinatos de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, y ejecutor de la provocación contra el docente José María Escobar en ocasión de la reciente pueblada contra la catástrofe del sistema ferroviario (ex Línea Sarmiento), para así excusar a la patronal vaciadora de los Cirigliano, es absolutamente incapaz -y no tiene la menor voluntad política- de tomar alguna medida efectiva para esclarecer estos hechos y mandar presos a sus responsables.