Sindicales

3/9/2018

La flexibilización ‘low cost’ de Aerolíneas Argentinas

Delegado APTA, Despacho aeroparque

En medio del derrumbe, el macrismo desató un ataque masivo a los convenios colectivos de Aerolíneas-Austral. Para ello nombró presidente a Luis Malvido, ex directivo de Telefónica, quien se califica a sí mismo como un “despedidor serial” y se jacta de que haber cesanteado a tantos empleados en distintas empresas, incluidos sus amigos, le ha hecho “más duro”.


Mediante comunicados a los distintos sectores, Malvido anunció su intención de reducir tripulaciones, eliminar descansos, prolongar la jornada de trabajo, eliminar francos y el pago de viáticos. La antigüedad se reduce del 2,5 al 1% por año y los trabajadores más antiguos perderían 10 días de vacaciones, entre una catarata de ataques a las condiciones de trabajo. También está en juego el régimen jubilatorio especial de tripulaciones, por la exposición constante a las radiaciones solares cancerígenas. 


Low cost, precarización y potenciales accidentes


Se enviaron telegramas a 50 pilotos por difundir entre los pasajeros un comunicado denunciando a las low cost como potencialmente inseguras, y a un compañero se le abrió una causa penal. Quieren modificar las dotaciones y turnos de Mantenimiento Mayor e imponer el despacho centralizado de aeronaves -o sea, sin verificación directa habilitada de las condiciones de carga y pasajeros. Todas medidas flexibilizadoras y precarizantes que destruyen condiciones de trabajo y son potenciales generadoras de accidentes.


La llegada de las low cost actúa como instrumento precarizador de toda la actividad, en particular en Aerolíneas, ya que establece las pautas testigo con sus convenios, que son el resultado de importantes luchas contra la privatización y el vaciamiento. Se avanza en la habilitación de empresas como Flybondi, que violan permanentemente las normas de seguridad y ya dejaron a miles de pasajeros varados por cancelaciones y varios incidentes a punto de transformarse en catástrofes. 


El deterioro de la seguridad aérea en función de una superexplotación de los trabajadores aeronáuticos no se da sólo en las líneas aéreas. Los controladores de tráfico aéreo vienen denunciando el deterioro y obsolescencia de los instrumentos de control, lo que sumado a la extensión de la jornada de 6 a 8 horas en Ezeiza y el incremento de los vuelos, prepara un escenario peligroso. Se multiplican las persecuciones para imponer la “esencialidad” antihuelga, y las cláusulas de confidencialidad son utilizadas para que no trasciendan las fallas y la precarización creciente del servicio. El aeropuerto de El Palomar fue habilitado irregularmente, ya que no cuenta con una pista que drene el agua durante una tormenta ni se puede operar con instrumentos en caso de niebla. Pero continúa funcionando a pesar de los recursos legales y movilizaciones realizadas por los vecinos.


El objetivo de hacer de Aerolíneas otra low cost es un ataque estratégico y prueba piloto de la reforma laboral. El macrismo anuncia que piensa modificar el Código Aeronáutico por Ley para adaptarlo a las "nuevas condiciones del mercado aerocomercial" imponiendo las normas de seguridad LAR, ultraflexibles, vigentes en algunos países de América Latina en reemplazo de las RAAC que hoy garantizan la seguridad de los vuelos. 


El argumento de que existen nuevas condiciones en el mercado aéreo, por la llegada de las low cost, omite que fue el gobierno el que habilitó a empresas que para bajar los precios no dudan en generar las condiciones de una nueva LAPA.


Deliberemos en asambleas para derrotar este ajuste


La pasividad demostrada hasta aquí por las burocracias aeronáuticas nos ha llevado a este abismo y debe ser superada. Ninguna de ellas tiene mandato para entregar ni un punto convencional. Las declaraciones, comunicados, estados de alerta y ceses de actividades truchos han fracasado como método "más creativo".


Esta pasividad contrasta con el repudio generalizado y un estado de deliberación creciente que llevó a Malvido a recorrer los sectores para apretar. Allí se encontró con contundentes respuestas. En los hangares de Aeroparque los trabajadores le demostraron que el tiempo que un avión permanece en reparación lo establecen distintos procesos de trabajo que impone el fabricante o la falta de personal especializado; no se puede simplemente exigir trabajar más horas. Le dejaron bien en claro que la antigüedad de los trabajadores en Aerolíneas se cuenta en décadas (no como en Telefónica) y que este tipo de planteos ya los han hecho otros en el pasado… y han fracasado. 




En los descansos de los sectores comerciales, luego de una serie de reuniones con delegados, se inició una campaña de respuesta con carteles: "el convenio no se toca", "esto no es Telefónica… somos Aerolíneas", "el trabajo decente no es privilegio”, "menos vacaciones no compran aviones", "ahorren en gerencias", etc.



En los hangares de Ezeiza los trabajadores denunciaron la desigualdad en el trato de parte del Ministerio de Transporte, como habilitarle un taller a Flybondi en un contenedor y querer cerrarle un taller habilitado a Aerolíneas por no tener una fecha de vencimiento en un pegamento. Con este ejemplo desnudaron el verdadero plan que es crearle competitividad con otras empresas (casi sin exigencias de parte del Estado) a Aerolíneas para la asfixia presupuestaria y terminar reduciéndola a una aerolínea regional con convenios laborales basura. Y, por otro lado, utilizar el ataque a los aeronáuticos como prueba piloto para volver a poner en agenda la reforma laboral “convenio por convenio”.


La respuesta que viene recibiendo Malvido en sus recorridas da cuenta de una enorme reserva de lucha. Los trabajadores tienen que abrirse camino, no alcanza con los "mandatos por arriba" de delegados a los secretarios generales. El estado de deliberación creciente debe transformarse en asambleas que se pronuncien por un paro de 24 horas con movilización al Ministerio de Transporte, si aún existiera, como parte de un plan de lucha sostenido hasta derrotar este ajuste. Hay que retomar la tradición de lucha de los trabajadores aeronáuticos. No existe la menor posibilidad de pararle la mano a Macri-Dietrich-Malvido sin una respuesta contundente.


Frente a cada vaciamiento solo los trabajadores aeronáuticos defendimos con el cuerpo nuestra línea de bandera. Es hora de exigir la apertura de los libros de la empresa, histórica caja negra de los sucesivos gobiernos. Sólo el control de todas las operaciones por parte de sus trabajadores garantizará la seguridad y la conectividad aérea del país. Ese es el piloto que necesitamos.