Sindicales

30/8/2007|1007

La Lista Lila, compinche de la Celeste

La paritaria trucha demostró su inutilidad e impotencia. Los directivos, los militantes celestes y los funcionarios, que atacaron a la docencia combativa por no respetar la paritaria, no pueden decir que no teníamos razón: el gobierno los entretuvo durante una semana sin ofrecer nada y pedir otros treinta días. De no haber existido el plan de lucha de los Suteba combativos tal vez se le hubiera concedido un nuevo plazo.


Pero bajo la presión del plan de lucha de las organizaciones combativas, Baradel no tuvo más remedio que reconocer que “las bases exigen que el aumento debe darse en forma urgente y esa es la postura que lleva el Frente Gremial a la mesa de negociaciones”.


Este reconocimiento “a las bases” no se debe a que haya participado en alguna asamblea (dado que no las convocaron) sino, de nuevo, a la extensión y profundidad del paro de las seccionales combativas, que se extendió a los propios distritos dirigidos por los celestes y los azules y blancos.


Pero una vez tomada nota de la voluntad de “las bases”, Baradel anunció otro paro de 24 horas y una movilización sin ninguna consulta a las bases, que se enteraron por TV de que se hará otro paro. Por las dudas, nada de asambleas. Baradel decide por “las bases” cómo seguir la lucha.


La Lista Lila, cómplice


Como un viejo matrimonio, que tiene sus desavenencias pero que en el fondo se conocen y buscan las coincidencias, la Azul y Blanca supo elaborar una propuesta que le cayera bien a su “pareja”. En el plenario de secretarios generales planteó que la continuidad de la lucha se resuelva en el cuerpo de delegados. De esta manera no hay consulta trucha pero tampoco asamblea. Las decisiones quedan en manos de los delegados, de manera que pueda controlarse la participación, manipularse los mandatos, mediatizarse las decisiones. La Lila está más cerca de la burocracia celeste que de las bases.


En contraposición, la asamblea de La Plata votó que el plan de lucha sea resuelto en asamblea.