Sindicales

22/12/2009|1113

La Lista Roja es la lista de unidad de los trabajadores

El Centro Gallego es un hospital donde la gremial, desde hace años, es un bastión antiburocrático inexpugnable para la patota de West Ocampo-Daer. Ahora la burocracia ha lanzado una ofensiva: convocó a elección de Comisión Interna, pero decidida a proscribir a la actual delegada general y algunos activistas que se sumaron a la CTA y al proyecto de la CTA de organizar un sindicato paralelo de la sanidad.

La misma convocatoria se ha realizado en el Sanatorio Mitre y Clínica de la Esperanza, establecimientos con internas opositoras, también alineadas desde tiempo atrás en el proyecto de la CTA. La primera propuesta de la CTA fue boicotear estas elecciones y realizar en los tres sanatorios elecciones paralelas de la CTA con urnas simultáneas. Un proyecto inviable, aparte de su sesgo provocador, que se cayó por su propio peso.

Un grupo de activistas de la Agrupación Sindical Independiente de Sanidad (Asis) e independientes, viendo venir la ofensiva burocrática, inscribió la Lista Roja y batalló por la presentación del Frente Violeta-Roja-Bordó, con candidatos a delegados en todos los sectores del hospital y una clara perspectiva de triunfo. Incluyendo, en la Violeta, a los adherentes a la CTA. En esa presentación la actual delegada general –y secretaria gremial de la junta promotora del proyecto de sindicato CTA– iba a la cabeza, debido a su indudable reconocimiento como luchadora.

La junta electoral de la burocracia impidió directamente la presentación de los afiliados a la CTA. Una política proscriptiva desembozada, dado que esos compañeros mantienen su afiliación a Atsa y reúnen las condiciones estatutarias.

Ante este golpe, la Lista Roja publicó un pronunciamiento, repudiando la proscripción, reclamando echar atrás la resolución de la Junta Electoral y a aceptar el Frente Violeta-Roja-Bordó. Como la burocracia no retrocedió, frustrado el frente, la Lista Roja se propuso como la herramienta de unidad de todos los trabajadores del hospital por la defensa de las reivindicaciones y por no entregar el Centro Gallego a la burocracia. Muy especialmente en esta oportunidad, en que un anunciado cambio de gerenciamiento del hospital augura políticas de ajuste y racionamiento.

En una declaración, la Lista Roja planteó como un compromiso público “reconocer a los compañeros que han sido proscriptos como uno más de nosotros. No sólo mantendremos la lucha por revertir esta proscripción, sino que los incluiremos como colaboradores directos de la nueva interna y Cuerpo de Delegados”.

Sorprendentemente, contra esta posición de dar la batalla contra la burocracia en las condiciones dadas y con un triunfo electoral prácticamente asegurado, la CTA orientó a sus adherentes al boicot de la elección y a retirar las candidaturas ya presentadas a la junta electoral, colaborando incluso en el envío de los telegramas de renuncia. Una política de entrega del Centro Gallego, sin lucha, a la burocracia.

Las candidatas a delegada general y subdelegada general de la Lista Roja y varios delegados de sector, decidieron mantener la presentación y dar la batalla hasta el final. La Lista Roja se ha convertido en la única expresión de unidad de los trabajadores del Gallego por la defensa de sus reivindicaciones.