Sindicales

20/6/2002|759

La lucha sigue en el Soip y crece en el puerto

La efectivización del aumento salarial del 30% constituyó un firme paso adelante en la consolidación de la nueva directiva antiburocrática.


El carácter decisivo de esta conquista queda retratado en la desesperada actitud sediciosa (con conatos de ocupación del gremio y todo) que adoptaron las agrupaciones de la vieja burocracia y sectores funcionales a ésta.


La propia Cámara Patronal entró en crisis interna a la hora de concretar el pago efectivo en casi todas las fábricas, pero finalmente se decidió a homologar el acuerdo en el Ministerio de Trabajo.


La fuerza de esta importante conquista obrera reveló todo su potencial cuando, una a una, casi todas las cooperativas (que están fuera del convenio) fueron imponiendo el traslado del aumento a sus fábricas.


Es importante precisar los motivos del recule patronal, para seguir avanzando.


Sin dudas, la distribución en mano de cinco mil boletines informativos, resaltando los métodos de lucha empeñados detrás de esta conquista y conteniendo el acta acuerdo, firmada por la cámara empresarial, jugó un papel vital para colocar a la patronal frente a una situación irreversible.


Pero hubo otro factor tan importante como la lucha de los obreros del pescado: la firma de una declaración de principios de la intersindical portuaria, para accionar en común frente a la patronal pesquera.


El fantasma de la huelga general portuaria, por la actualización salarial y el cese del trabajo en negro, ha comenzado a rondar por las oficinas empresariales, en un período de reactivación del sector y superganancias en dólares.


En la misma semana que se homologó el aumento salarial con el Soip, la Asociación de Capitanes y los Conductores Navales llevó adelante una retención de tareas sin zarpada de buques, en reclamo del respeto a un acta de actualización salarial automática, a precio dólar, conquistada durante una histórica huelga en 1982 (y dejada sin efecto desde la aplicación de la Ley de Emergencia Económica).


El aumento salarial no ha podido imponerse, sin embargo, en las plantas conserveras (agrupadas en otra cámara empresarial).


La directiva del Soip motoriza una serie de movilizaciones obreras semanales, hasta arrancar el aumento en este sector.


Ya se realizó una nutrida y combativa marcha de obreras y obreros de la conserva (saludada a su paso por los activistas y dirigentes del sindicato de marineros) que mostró una clara disposición a la lucha.


Sin duda el gremio del pescado está llamado a jugar un papel de reorganización y unificación de toda la clase obrera portuaria.


Pero en su propia casa la lucha sigue, concentrada en barrer con los viejos delegados burocráticos y poner en pie un poderoso cuerpo de delegados clasista, que unifique a las fábricas cooperativizadas y efectivas, para poder afrontar los grandes desafíos que se plantearán a mediano plazo.