Sindicales

1/8/1996|504

La manifestación del 26 de julio y el movimiento obrero

La caída de Cavallo, anunciada cuando se desarrollaba la concentración que, el viernes 26, el MTA había convocado en la Plaza de Mayo para reclamar la derogación de los decretos anti-salariales del gobierno, fue recibida y festejada como un triunfo de la  movilización popular, de la cual los 20.000 asistentes al acto eran una expresión concreta.


Al calor de la movilización, Moyano y Palacios insistieron en que la lucha continuaba hasta “cambiar el modelo”. Convocaron al paro general para el 8 de agosto, adhiriendo, así, a la fecha lanzada por la CGT. Pero en lugar de un paro activo con salida de fábrica hacia Plaza de Mayo y las casas de gobierno provinciales, el MTA planteó que se instalaran “ollas populares” en todas las plazas del país, “para que pueda comer cada trabajador que no tenga para hacerlo”. Es decir que se atomiza la protesta de los trabajadores en un operativo en el que, seguramente, intervendrán sectores clericales.


El grueso de los manifestantes fue movilizado por los gremios del MTA, particularmente camioneros y los choferes de la Uta.


CTA ‘simbólico’


El CTA tuvo columnas minúsculas. No hay que olvidar que la primera reacción del CTA fue la de rechazar el paro del 8. Marta Maffei, la secretaria general de Ctera, había declarado que su gremio “no hará el paro porque considera que la CGT traiciona” (Crónica, 19/7), adhiriéndose a las posiciones de la UCR y el Frepaso. Recién el martes 23, De Gennaro anunció la adhesión al paro del 8 y a la marcha del 26. Pero tampoco pasó de las palabras, como lo evidenciaron las débiles iniciativas para movilizar a su gremio.


Las bases de la CGT


Un hecho importante fue la presencia de delegaciones de fábricas y gremios enrolados en la CGT. El plenario de delegados de la seccional Capital de la Asociación Bancaria adhirió a la movilización en oposición al boicot de Zanola. La presencia de la oposición a la burocracia, en Telefónicos; delegaciones de diversos talleres gráficos convocados por la Naranja; los trabajadores de Télam y sectores convocados por la Naranja en el gremio de prensa (UTPBA); numerosos grupos de metalúrgicos, etcétera, que revelaron un principio de movilización desde las bases que sobrepasó a las direcciones burocráticas.


Fue destacable también la presencia de sectores de los movimientos de desocupados (Villa Lanzone, zona Sur, etc.).


Los partidos


El Ptp y su Corriente Clasista y Combativa se colocó incondicionalmente tras el MTA (“propuestas a las que adhiere activamente la Corriente Clasista y Combativa”, periódico Hoy, 24/7). En su programa de 20 puntos, el MTA defiende a la industria nacional y la necesidad de “créditos blandos” para las Pymes. Avala también el carácter atomizado que el MTA le ha dado a la jornada de paro del 8 de agosto.


El PC, que pronosticaba “que ni Menem, ni Duhalde cuentan con el tiempo ni el escenario para reemplazar a Cavallo” (Propuesta, 25/7), reclamó “una amplia convocatoria del CTA al conjunto de trabajadores en lucha para constituir… una verdadera Asamblea de Resistencia que coordine las acciones para derrotar este modelo”. Un planteo vago, que se acomoda bien con las intenciones de la burocracia sindical de dejar pasar los decretos anti-salariales.


La presencia del Frepaso y de la UCR fue simbólica.


El Pts estuvo ausente (¡una vez más!), como lo está siempre que hay movilización y lucha.


El PARTIDO OBRERO impulsó la presencia de columnas obreras de los sindicatos adheridos a la CGT y tuvo, también, una combativa columna. Sus consignas destacadas: Abajo los decretos anti-salariales de Menem y Cavallo. Paro activo nacional.


La  marcha posterior que se realizó al finalizar la concentración en Plaza de Mayo, recogió muestras de entusiasmo y simpatías entre los vecinos y la población.


La lucha por el paro general


Al día siguiente, la CGT se reunió con Corach y otros funcionarios para negociar el levantamiento del paro del 8 de agosto. El ‘nuevo’ ministro, Roque Fernández, declaró que mantenía la reducción de las asignaciones familiares. El paro debe mantenerse, entonces, más que nunca, hasta lograr la derogación de los decretos anti-salariales. No es lo que propone la burocracia de la CGT, que oscila entre levantar el paro por presión de Duhalde, o hacerlo para  que muera ahí. Es posible que la CGT reciba la renuncia de Caro Figueroa como ‘prenda’ para rehabilitar su presencia en la mesa de la concertación.


En el acto se planteó que, en el próximo Confederal de la CGT, se reclamaría un plan de lucha y un paro activo de 48 horas. En todas las fábricas debemos realizar asambleas y plenarios para votar un plan de lucha nacional. ¡Paro general el 8! Realicemos plenarios interfabriles para garantizar que las ‘ollas’ en las Plazas se transformen en verdaderas asambleas populares. Plan de lucha con paros activos y manifestaciones.  Derogación de los decretos anti-salariales de Menem y Fernández. Convocatoria a paritarias por industria para recuperar todas las conquistas avasalladas e imponer un aumento salarial de emergencia.