Sindicales
20/2/1996|482
La Naranja gráfica desafía la proscripción
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De por sí, el número histórico de 48 candidatos a directivos y 30 congresales es un despropósito estatutario en un gremio diezmado por los despidos y el empleo precario.
Todo esto, llevado al requisito de 2 años de antigüedad como afiliado en un gremio en el que “todo el mundo es nuevo”, es directamente proscriptivo de una lista de bases. Dificultad que multiplica la descarada política de persecución y despido patronal-burocrática.
Así, cada candidato requiere una alta conciencia, entrega la lucha, apoyo de sus compañeros, organización del taller para su defensa y todo eso a la vez.
Sin embargo, las condiciones no le han parecido suficientes al ongarismo: adelantaron un mes la presentación de lista, de tal manera de exigirla para mediados de febrero, en plenas vacaciones, sin plazo ni concurrencia en los talleres (por vacaciones) para la recolección de avales y para armar la deliberación política en el activismo alrededor de los candidatos.
Ahora bien, ¿cuál es la política de la Naranja ante las maniobras?
Abrirse paso en la vanguardia obrera, conectarse con las luchas, proponer un programa para que la crisis la paguen las patronales y contra la privatización de la obra social, convocar a un frente de comisiones internas.
El resultado es una movilización que lleva agrupadas casi 20 fábricas, más de 1.000 avales y una amplia perspectiva de nuevas internas agrupadas en la lista.
Hay un doble fenómeno: el esfuerzo por llegar a decenas de talleres ha conectado a la Naranja con un movimiento de activistas y delegados nuevos, surgidos en los últimos tiempos de los choques contra el arrebato patronal de conquistas, contra los despidos y cierres masivos de talleres. A la vez, la intervención de la agrupación promueve el reagrupamiento de talleres, que encuentran una plataforma de lucha y un movimiento que los respalde.
Sobre la marcha, la lista se transformó en un instrUTnento de difusión y sostenimiento político de la lucha de Anthony Blank de zona Oeste, asolada por 44 despidos, incluida su Comisión Interna, rebelde a la burocracia y a la flexibilidad patronal.
Alrededor de este conflicto-espejo, en el que se identifican la mayoría de los talleres— bombeado por la burocracia—, la lista realiza una campaña de alcance masivo por la reincorporación de los despedidos, denuncia los ataques patronales al conjunto del convenio y al salario obrero (supresión de tickets, rebajas, etc.), propone un programa de reivindicaciones, la exigencia de llamar a una movilización masiva (reclamo del taller), la constitución de un fondo de lucha y la exigencia de un plenario de los 500 delegados del gremio, precedido de asambleas de taller para discutir una línea de freno a las patronales en Anthony Blank y en todo el gremio.