Sindicales

13/3/1997|530

La situación de los mecánicos impone una lucha de conjunto

Ciadea suspendió por dos días a más del 60% del personal, a otro sector de la planta hasta el 18 y adelantó que habrá otra suspensión masiva de cuatro días a fin de mes. En Transax, está el rumor, cada vez más fuerte, de 200 despidos. En Fiat Auto, está pendiente la lucha por los 42 cesantes, cabeza de la lucha contra el convenio negrero firmado por el Smata.


La crisis industrial ha vuelto a estallar. Las ventas de vehículos comercializados por Ciadea bajaron casi un 50% en el mes de enero y aunque Ciadea cedió posiciones frente a otros pulpos, el problema de fondo es que la reactivación del consumo tantas veces anunciada no pasó de un suspiro. Las ventas de automotores en todo el 96 están casi en los niveles de crisis del 95, 376.000 vehículos contra 508.000 vendidos en el 94. Los ríos de tinta gastados en la “recuperación de la industria” se han estrellado contra esta realidad, que revela que la economía argentina no superó el derrumbe del ‘plan’ Cavallo y la reactivación está frenada por el descomunal hipotecamiento del Estado, la quiebra bancaria y la crisis fiscal.


A su vez, el régimen automotriz ‘argentino’ está dictado por los grandes pulpos, con el objetivo de instalar plantas de ensamblaje y ‘cabeceras de puente’ para importar piezas y unidades terminadas. La instalación de media docena de autopartistas ‘satélites’ de las terminales, debidamente promocionada, ha provocado la quiebra de un sector de la industria y, lejos de “crear puestos de trabajo”, los ha disminuido.


Se viene el convenio Fiat para toda la industria


Los despidos y suspensiones se producen en el mismo momento en que se está consumando el desplazamiento de los contratistas ‘nacionales’ —Antelo y Macri— por los pulpos internacionales. Renault, que tiene hoy un porcentaje minoritario de las acciones de Ciadea, está negociando el control mayoritario de la terminal en concordancia con la construcción de su nueva planta en Brasil. Un proceso similar se está operando en Sevel, donde Macri cedería posiciones en favor de Peugeot. La ‘voz de orden’ de los directorios internacionales, en ambos casos, es forzar la aplicación del convenio Fiat para toda la industria automotriz. En ocasión de la toma de planta de Cormec por sus trabajadores, en setiembre del año pasado, el patrón de Renault planteó sin equívocos que su empresa “quiere las mismas ventajas que obtuvo Fiat en cuanto a condiciones de trabajo”, es decir, un convenio Fiat para Ciadea.


El ‘nacional’ Antelo trabajó en esta dirección desde entonces, tratando de imponer la ‘tercerización’ de Mantenimiento en favor de la satélite Polymont, para colocar a 400 trabajadores bajo un nuevo convenio negrero e introducir una cuña en la masa de fábrica. Este objetivo quedó a medio camino por la tenaz resistencia de los compañeros de Mantenimiento.


El convenio en Ciadea está vencido desde mediados del año pasado y la empresa, oficiosamente, y la propia prensa, han anunciado la decisión de imponer un nuevo convenio a partir de abril (en el caso de Sevel Palomar, el convenio firmado por la UOM vence también a fines de marzo). Una situación similar está planteada en Transax. En Fiat, la patronal quiere apoyarse en el despido de los 42 activistas para arrancar la imposición plena del convenio negrero.


Tenemos así una ofensiva de conjunto que abraza por entero a las terminales y a las grandes autopartistas. ¿Cómo enfrentarla?


Interfabril, congreso de delegados de base


La burocracia del Smata Córdoba actúa como agente de las terminales. Campellone salió a saludar el desembarco de la Renault en Córdoba, y su segundo, Dragún, se ha ofrecido como “agente de ventas”, reclamando “una política más agresiva para la colocación de los vehículos” (Crónica, 7/3). No puede descartarse que la burocracia esté negociando en secreto un nuevo convenio para tratar de imponerlo ‘en frío’ a los trabajadores de Ciadea.


Todo este cuadro plantea una intervención de conjunto. La unidad de los trabajadores de Fiat, Transax, Ciadea y el resto está ‘cantada’, porque son víctimas de una misma ofensiva: despidos, suspensiones y convenios negreros para liquidar el salario y las conquistas laborales. Los acontecimientos reclaman más que nunca poner en marcha un congreso de delegados de base de las plantas mecánicas y de todo el movimiento obrero, en una provincia en la que, además de la crisis automotriz, el gobierno está a punto de consumar la “privatización” de la empresa de aguas, liquidando el convenio y dejando en la antesala del despido a 700 trabajadores.


Se encuentra a la orden del día la convocatoria de delegados y activistas de las plantas automotrices y del conjunto, para resolver un plan común de movilización y lucha que termine con los convenios Fiat-Smata y la ‘flexibilización’ laboral, logre la reincorporación de los 42 cesantes de Fiat Auto y expulse a Campellone de la conducción del Smata. Liquidar a esta burocracia, coautora del convenio infame, es una condición para la victoria de los trabajadores automotrices, que se enfrentan al intento de imponer ese convenio en todas las plantas.


Al convenio negrero hay que oponerle la convocatoria de paritarias y la discusión del convenio por industria, hasta arrancar el salario mínimo igual al costo de la canasta familiar, la defensa de la jornada de ocho horas, la estabilidad laboral y el reparto de las horas de trabajo frente a los despidos.