Sindicales

13/12/2012|1252

La Uocra, sede del fraude y la patota

Los trabajadores abren una nueva perspectiva

El 12 del 12 del 12 puede ser considerado para los trabajadores de la construcción como el día mundial del fraude electoral. Hemos llegado al punto más alto del largo proceso de descomposición de la Uocra liderada por el agente del Batallón 601 Gerardo Martínez.


Estas elecciones, donde habrá lista única nacional y prácticamente en las 23 seccionales y centenares de delegaciones, vienen precedidas de actos aberrantes por parte de las patotas lideradas por Martínez. Se produjeron 22 tomas de seccionales y delegaciones. Los diarios nacionales dan cuenta de 35 enfrentamientos armados, que sólo son los que trascendieron públicamente. Pero la golpiza a trabajadores en las obras donde no se acaten las decisiones de las patotas, pueden llegar a largos centenares.


Hasta donde tenemos conocimiento, se impugnó la presentación de 80 listas en distintos los lugares del país. Las elecciones de juntas electorales fueron una reunión de la banda a cargo del sindicato, que se autoeligió sin dejar entrar a la oposición. La crisis es de tal magnitud que hay más de dos docenas de interventores seccionales o de delegación. Todo bajo la mirada cómplice del Ministerio de Trabajo, que tiene más de un centenar de expedientes de impugnación de estas elecciones, y las deja correr. Tomada actúa a cuenta de los mandatos del gobierno nacional: defiende a Gerardo Martínez como parte activa de la CGT oficialista, aún cuando son abrumadoras las acciones delincuenciales de sus bandas.


La Uocra se ha desmadrado completamente. Ya no es una organización sindical. Se parece mucho a una asociación ilícita. Las propias bandas ya responden a sus propios intereses. Lo muestran los hechos recientes de Lomas de Zamora y Zárate, con características cada vez más violentas.


Las bandas viven de la coima a las patronales, permitiendo a cambio el incumplimiento de las condiciones laborales, el fraude laboral, el trabajo en negro y la absoluta falta de respeto de las normas más elementales de seguridad, que ha llevado a la muerte de un trabajador de la construcción por día.


En la Uocra no hay más asambleas generales ni seccionales, ni de obra y ni siquiera elecciones de delegados. Las bandas traen petitorios “pidiendo” por la elección de uno de ellos, y se lo hacen firmar de prepo a los trabajadores.


Pero los trabajadores de la construcción se están hartando de tener los salarios más bajos de la industria, y de la absoluta falta de democracia sindical. Hay un fuerte proceso de organización sindical para defender los derechos de los trabajadores de la construcción, que no tienen marco de acción dentro de un gremio dominado por las bandas.


En la zona sur del Gran Buenos Aires crece aceleradamente el Sitraic, un sindicato que tiene 200 obras organizadas con los métodos de la democracia sindical y la independencia del Estado. Funciona con asambleas de obra, y con asambleas generales. Su actividad ha despertado un enorme interés entre los trabajadores de la construcción de todo el país. Ya existe en Tucumán, en Viedma y en Comodoro Rivadavia, con la existencia de Los Dragones. Se está gestando este proceso también en Santa Fe, Ushuaia, Santa Cruz, y está en la consideración de decenas de listas opositoras dentro de la Uocra.


Esta elección de la Uocra ha arrojado a las 80 listas opositoras impugnadas a un debate, respecto de cuál es la mejor manera de salir de esta descomposición. Muchas de ellas han llegado a la conclusión de que hay que terminar con la Uocra y defender el programa que contemple un salario básico de 5.000 pesos, en el camino de lograr un básico acorde a la canasta familiar. La reapertura de las discusiones paritarias con delegados elegidos en asamblea y un 30% de aumento inmediato al básico, junto con un programa integral de defensa de las reivindicaciones del obrero de la construcción.


Defender ese programa, imponer la democracia sindical, terminar con las patotas sindicales. Impulsar la creación de una federación nacional de los trabajadores de la construcción, donde las decisiones generales sean tomadas en asambleas, independientes de las patronales y del Estado, es el principal desafío plantado para los trabajadores de la construcción en 2013.